Todos tenemos comportamientos predeterminados. Y la manera en que manejamos estos reflejos automáticos durante reuniones, conversaciones, negociaciones, conflictos, etc., puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
De hecho, debemos de evitar dejarnos llevar por nuestras reacciones instantáneas y nuestras emociones ya que, con total seguridad, nos llevarán a cometer errores y ponernos en situaciones comprometidas.
En cuántas ocasiones ha surgido una discrepancia con algún compañero de trabajo que de habernos dejado llevar hubieramos acabado en una discusión errática y emocional que no nos hubiera conducido a ninguna parte.
¿Cómo anulamos reacciones automáticas como estas? En primer lugar, sabiendo qué desencadena tu lado emocional o competitivo. A continuación, haz una lista de sus comportamientos predeterminados, como interrumpir, volverse agresivo o pasivo, tomar la posesión de ideas, deseo de controlarlo todo o basarse en prejuicios.
Entonces, anticiparse a estas reacciones. Es decir, si la escucha cuidadosa es tu meta, pero la interrupción frecuente es tu defecto, ensaya un plan para escuchar mejor antes de una reunión controvertida.
Por otra parte, hay que ser estratega y conviene evitar esas reuniones tensas en los momentos en los que tu capacidad de autocontrol disminuye, como suele ser a última hora de la mañana o al final de la jornada, cuando el cansancio acumulado reduce nuestra capacidad de autocontrol.
Imagen | Ryan McGuire En Pymes y Autónomos | Cómo manejar los momentos irracionales de una negociación