El Gobierno aprobó el pasado 14 de agosto con efecto retroactivo al 16 de agosto, una prórroga por seis meses más del plan Prepara, que incluye la ayuda de 400 euros a desempleados que hayan agotado la prestación por paro o el subsidio. La noticia se hizo esperar y miles de personas que pasan por verdaderos apuros económicos, no podían creer que la respuesta no llegara antes.
Estos 400 euros han sido más comentados que los millones desaparecidos o prestados a la Banca. ¿Es un gasto para el Estado? ¿Sirve o no para que el trabajador se incorpore al mercado labora? ¿Cómo lo va a hacer si lo que no existe es empleo? ¿Es justo que una persona lo perciba si está trabajando “en negro”? ¿Por qué no realizar un seguimiento a cualquier persona que perciba una paga, más allá de esta cantidad dentro del plan Prepara?
Es cierto que España se ha caracterizado por ofrecer pagas por parte del Estado, que no han sido controladas ni verificado el grado de minusvalía o problema de quien la percibía, dejando sin esa posibilidad de percibir un dinero necesario a quien de verdad sufría una enfermedad o minusvalía que le imposibilitaba desempeñar un trabajo. La picaresca, por desgracia, se da en todas las capas sociales.
Pero volviendo a los 400 euros, ¿qué ocurre en otros países de la Unión Europea? ¿Cómo tratan ellos a los desempleados? Para empezar, de primera mano, he conocido el caso de una persona que está trabajando en Bélgica y contaba hace unos días las bondades del trato al trabajador por parte de la Administración. Cantidades más que considerables por sufrir un accidente laboral, o ayudas a madres solteras. Que estamos a años luz de nuestros vecinos no es ninguna noticia todos lo sabemos.
Unas pinceladas para reflexionar sobre el escándalo de la cantidad irrisoria que se ofrece a los desempleados en España:
- En Alemania, los parados que agotan el periodo para percibir el subsidio de desempleo entran en el régimen fijado por las leyes conocidas como Hartz IV, que contempla un subsidio de 374 euros para personas que viven solas.
- Esta cantidad se complementa con 337 euros para quienes tengan cónyuge, y desde 219 euros para los hijos que vivan en el hogar familiar menores de 6 años hasta 289 para los mayores de 18 y menores de 25.
- Además, con ciertos límites, se pagan gastos de arrendamiento o mantenimiento de una vivienda propia, aunque sin incluir cuotas de hipoteca ni calefacción.
- En Francia, existen dos tipos de ayuda para los parados de larga duración a los que se les ha acabado la prestación de desempleo.
- El Allocation de Solidarité Spécifique (ASS), un subsidio solidario específico para aquellas personas que en la década anterior a su solicitud hayan trabajado al menos cinco años.
- La ayuda, de la que se benefician 352.300 personas, ronda los 469 euros al mes y se entrega íntegra cuando los ingresos son inferiores a los 625,2 euros para una persona sola, y 1.250,4 euros en el caso de una pareja.
- También está el Revenu de Solidarité Active (RSA), para aquellos que en los últimos diez años hayan trabajado menos de cinco.
- A principios de enero se beneficiaban de la RSA 2,03 millones de personas y la ayuda es de 474,9 euros mensuales para una persona sola y de 712 para una pareja. Se entrega de manera indefinida si el demandante reúne ciertas condiciones.
- En Bélgica los subsidios por desempleo tienen una duración ilimitada y de ellos pueden beneficiarse incluso las personas que nunca hayan trabajado.
- En Holanda el subsidio de desempleo tiene una duración máxima de 3 años y dos meses.
- En Austria, las prestaciones por desempleo ascienden al 55 % del salario neto y se cobran durante un período de entre cinco meses como mínimo y un año como máximo.
La conclusión sería que la mayoría de los países europeos (y nos hemos dejado unos cuantos) ayudan a los parados cuando su prestación es igual a cero. Por las circunstancias que atravesamos, sin empleo en el horizonte y con muchos españoles haciendo la maleta, obtener 400 euros es una miseria comparado con la cultura en el trabajo que se tiene en la UE, lugar al que supuestamente pertenecemos pero, obviamente con el que no compartimos muchas reglas.
A más de un político, empresario a gran escala o ciudadano conforme con la situación actual, le invitaría a dar un paseo por la Unión Europea y comparar la forma de vida en cada uno de esos países. Salvo la moneda, creo que no tenemos nada en común. Culturas distintas, mentalidades diferentes frente al trabajo y sobre todo frente a los derechos del trabajador. también enormes. Ni ellos son tan buenos ni nosotros tan malos, pero a día de hoy en España el trabajador está más desprotegido que nunca comparado con… elija país.
En Pymes y Autónomos|Por fin cobraremos los dichosos 400 euros
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