Nos acaba de golpear la noticia de la muerte del gran cocinero catalán Santi Santamaría, un Santi Santamaría que a sus tan solo 53 años de edad nos acaba de dejar y que de entre su recuerdo nos quedará el como defender un modelo de negocio a pesar de las circunstancias, y el como se puede ser líder, innovador y puntero dentro del marco tradicional.
Algunos aprovecharán el momento para decir que Santi Santamaría no debería haber atacado como en su momento ataco al estilo de cocina de otro gran cocinero. Yo a todo ello respondo que si bien, se podía compartir plenamente o no algunas de sus afirmaciones al respecto, es de valorar la capacidad hoy tan en desuso de ser coherente y vehemente en los planteamientos profesionales de cada uno, defendiéndolos a pesar de las críticas y defendiéndolos con radicalidad y extremada oratoria.
Por supuesto esto no es una página de condolencias y no cabe entrar a valorar la desgracia que supone para cualquier persona perecer a una edad tan temprana. Pero lo que si que cabe en esta página, es decir que el ya difunto Santi Santamaría a aportado ya no tan solo a la cocina catalana o internacional, sino al terreno de la gestión empresarial.
Santi Santamaría demostró que la tecnología, el diseño y lo más novedoso, no tiene porque estar reñido con lo funcional, lo tradicional y lo autóctono. Santi Santamaría nos demostró que se puede alcanzar la excelencia empresarial, la cota más alta en un modelo de negocio actual, sin por ello renunciar a los principios que siempre le acompañaron. Muchos no entendieron eso, pero como bien he leído hoy en mi muro del Facebook al respecto, Santi Santamaría fue el Antonio Salieri de Mozart, ¿su desgracia? Su suerte diría yo.
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