Particularmente, a mi me gusta el método que individualiza los ingresos y gastos indirectos por cliente y a partir de ahí obtenemos un resultado. Pero para llevar a cabo este método, necesitamos contar con una buena gestión contable y una buena imputación de las partidas de ingresos y gastos en la contabilidad de la empresa. El caso particular es de una empresa de transportes, con lo cual, voy a centralizar el post, en este tipo de empresas, aunque se puede ampliar a cualquier otro tipo de empresas.
Definición de costes indirectos del producto
El primer paso que tenemos que llevar a cabo es individualizar los costes indirectos que tiene nuestro producto. En el caso expuesto, los costes indirectos son claros, al tratarse de una empresa de transportes: * Gastos de personal de conductor. * Seguros anuales, amortización del vehículo y costes financieros implícitos a la adquisición del vehículo. * Gastos propios por uso, que encuadramos en este lote los consumos de combustible y la repercusión de reparaciones y mantenimiento propios al vehículo (por ejemplo ITV y cambio de neumáticos entre otros). Estos gastos se cuantifican por kilómetro.
Ingresos conseguidos por la unidad productiva
Como queremos calcular la rentabilidad pasada de un cliente, sólo tenemos que evaluar la facturación anual conseguida y expresarla en kilómetros realizados o en la misma unidad de consumo que hayamos definido en el punto anterior. Con los kilómetros que ha realizado el vehículo para cada cliente, podemos sumar a la partida anterior, el consumo de gastos por kilómetro de combustible y demás y a partir de ahí, obtenemos una diferencia de beneficio o pérdida al restar ingresos menos gastos.
Dado que el factor frecuencia de transportes realizados es un punto importante, se pueden realizar los cálculos en estimaciones mensuales, trimestrales o semanales, a necesidad de cada empresa.
Repercusión de costes directos a los costes indirectos
No obstante, para obtener una imagen más real de la rentabilidad global de cada unidad, debemos repartir entre todas las unidades productivas, la parte proporcional de costes fijos que cada unidad consume. En este caso, servicios de personal de administración, coste de mantenimiento de las instalaciones, costes auxiliares de difícil separación...
Para repartir este tipo de costes, se pueden seguir múltiples criterios, desde reparto lineal por unidad productiva a repartos porcentuales por contribución a la facturación. Cualquier método es bueno, siempre y cuando utilicemos siempre el mismo.
Como vemos, la contabilidad analítica tiene múltiples interpretaciones y cada empresa puede optar por unas mediciones u otras. En el fondo, el sistema que se utilice es bueno, siempre y cuando se consideren todos los costes en los que se incurren dentro del proceso productivo.
En Pymes y Autónomos | Planes globales de reducción de costes Imagen | Pedro Lozano