A la hora de realizar nuestro trabajo tenemos diferentes hábitos que repetimos un día tras otro al llegar a nuestro puesto. Encender el ordenador, ir a por un café, sentarnos y leer el correo, etc. Pero lo cierto es que hay ciertas prácticas que pueden ser perniciosas para nuestra productividad, son las malas rutinas que hacen que no te aprovechen las horas de trabajo.
No tienen por qué ser acciones graves, pero al ser repetitivas son muchas las horas a lo largo del año que perdemos con estas rutinas perniciosas, que nos penalizan cada día. Y muchas de ellas son fáciles de evitar, simplemente el problema es que nos hemos acostumbrado a hacer las cosas siempre de la misma manera.
1. Leer el correo nada más llegar
Un ejemplo es comenzar el día leyendo el correo electrónico y respondiendo mensajes. Para muchos trabajadores es como un calentamiento previo para empezar el día. Lo cierto es que es una pérdida de energía en una tarea que no es urgente, que es complementaria a nuestro trabajo.
A poco que nos compliquemos respondiendo mensajes, hemos perdido una hora de trabajo y ni siquiera hemos empezado a hacer nada. Porque después de contestar hay que ejecutar las tareas pendientes. El correo se puede leer en cualquier otro momento. Por la mañana, como mucho basta echar un vistazo en diagonal para ver si realmente hay algo importante.
2. No establecer prioridades a las tareas de cada día
Y de esta manera empezamos nuestra tarea por lo primero que tenemos encima de la mesa. Vamos a tener tareas más complejas, que nos apetece menos atacar, simplemente porque sabemos que será complicado que podemos acabarlas, porque no dependen en parte de nosotros, son complicadas de coordinar, etc.
A veces es más cómodo empezar por algo sencillo que sabemos resolver, aunque no sea prioritario. Luego ya tendremos tiempo de ponernos con esta tarea más compleja. Pero lo cierto es que ese momento no llega y los plazos de entrega se acaban.
3. Hacer la pausa del café siempre a la misma hora
A las once salimos siempre a tomar café. Y es un error. Porque sin darnos cuenta vamos a sincronizar nuestro ritmo de trabajo con esta pausa programada. Si un día mantenemos una buena concentración a dicha hora y estamos en media de una tarea lo ideal es continuar. Podemos parar más adelante.
Además este ritmo muchas veces hace que ni siquiera ataquemos una tarea un poco más compleja, simplemente por el hecho de que en tres cuartos de hora vamos a parar para tomar café. Lo ideal es que las pausas se adapten a nuestro ritmo.
4. No realizar pausas y no levantarse de la mesa
Otra de las malas rutinas es no parar. Llegar a nuestro puesto, ponernos a trabajar y no levantar la cabeza hasta la hora de la comida. Es un error, aunque parezca que somos muy productivos. Las pausas son fundamentales para mantener una buena concentración que nos permita ser productivos. Cuatro o cinco horas sin pausa no son viables.
Las pausas tienen que ser breves, no más de cinco minutos, aunque tras varias cortas una de ellas puede ser un poco más prolongada. Si trabajamos sentados lo ideal es levantarse, estirar las piernas. Hacer lo contrario de lo que se supone que demanda nuestro puesto. Si trabajas delante de un ordenador, no aproveches la pausa para entrar a las redes sociales o leer el periódico, mejor levantarte y caminar. Si trabajas de pie, aprovecha para sentarte y descansar.
5. Redes sociales, periódicos o WhatsApp
No pasa nada por mirar las redes sociales un par de minutos, por entrar al periódico a leer un artículo o entrar en ese grupo de WhatsApp que está "on fire". Pero cuando te das cuenta no han sido un par de minutos y llevas media hora perdida. Piensas que te concentras y lo recuperas, pero no paras de pensar en ese chiste, en eso que has leído, etc. Esa media hora no te la devuelve nadie.
6. Trabajar en multitarea y las notificaciones de escritorio
Tenemos un monitor panorámico o dos monitores conectados a nuestro ordenador. Y estamos con varias ventanas, varias aplicaciones abiertas a la vez. Esto puede ser de gran ayuda en momentos determinados, sobre todo cuando se trata de cotejar información o pasarla de un documento a la aplicación de gestión.
Pero también puede jugar en nuestra contra, ya que supone una fuente de distracción. Vemos como ha entrado un nuevo correo, cómo la aplicación de mensajería se abre un nuevo hilo de conversación, etc. Aquí además hay que añadir la posibilidad de tener notificaciones de escritorio habilitadas, que nos distraen y reclaman nuestra atención cuando estamos trabajando concentrados. Si no les vamos a prestar atención, mejor deshabilitadlas.
7. Las interrupciones constantes
Porque no dejan de ser una fuente de interrupciones constantes y ya bastante vamos a tener con llamadas telefónicas, un compañero que pasa por delante de nuestra mesa para comentarnos algo, un mensaje personal que nos llega nuestro teléfono, etc. Es necesario aislarse lo máximo posible para mantener la concentración, al menos durante media hora.
8. Procrastinar
Es una rutina muy perniciosa. Como me queda poco tiempo para salir esta tarea se queda para mañana. Y al día siguiente se acumula al trabajo que ya tenemos. Lo malo es que esta actitud se reitera en el tiempo. Y ocurre con las tareas antes de la pausa del café, de comer... y por lo general con aquellas que nos resultan menos agradables.
9. El perfeccionismo
Es importante ir cerrando temas, para que no queden flecos pendientes. Pero a veces un trabajador perfeccionista no acaba de terminar ninguna tarea. Siempre queda algo por hacer. Pero esto supone que no se avanza en otras cuestiones pendientes y los proyectos se dilatan de forma indefinida o se convierten en un pozo de horas dedicadas para pulir detalles muchas veces insignificantes.
Todos estos pequeños actos acaban por acumular una gran cantidad de horas a lo largo de la semana, que poco a poco se van comiendo nuestro tiempo sin que lleguemos a ser conscientes de ello.
En Pymes y Autónomos | ¿Cuánto tiempo perdemos en ir al trabajo?
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