No se trata de ser organizado y llegar puntual a las citas. Tener una mente ordenada implica mucho más que eso. Consiste en adoptar una actitud más calmada, madura y positiva para, de esta manera, encontrar la serenidad necesaria que nos permita disfrutar más de la vida.
Seguir un horario y dedicar un tiempo concreto a cada actividad te permitirá llevar una vida más completa. Y sobre todo, más ordenada. Mantener el orden en tu puesto de trabajo tiene una gran influencia en tu forma de pensar y actuar. Un entorno bien organizado te dará mayor seguridad.
Un lugar para cada cosa
Es una regla simple, pero efectiva. Si sabes dónde encontrar el objeto que buscas, ahorrarás tiempo y evitarás el nerviosismo.
Tirar lo que no se utiliza es una regla de oro que deberíamos tener presente. Los objetos inútiles roban espacio y entorpecen nuestros movimientos. Es mejor, por tanto, hacer limpieza de forma periódica.
Ordenar cada día
En el estudio existe esa máxima: leer los apuntes aunque sea un poco todos los días. Crea el hábito y ayuda a retener datos. Además de generar una disciplina necesaria.
Con el orden sucede lo mismo. Acumular desorden o suciedad no sólo hace que tu entorno resulte poco agradable sino que te hará sentirte atrapado y agobiado. Es mejor recoger a diario y lograr un ambiente en el que fluya la energía.
Elaborar listas
Puedes anotar en un bloc o en una aplicación para el móvil. Es importante apuntar las cosas la noche anterior para que al día siguiente ya sepas lo que tienes que hacer. Ser realista y ordena las tareas por prioridades, deja al principio las más importantes o complicadas y las más agradables para el final.
Orden no es sinónimo de aburrimiento
Si te organizas bien puedes alternar las actividades más arduas con otras más agradables. Además, al racionalizar tu estilo de vida, es muy posible, incluso que puedas disfrutar de mayor tiempo libre.
De esta manera sacarás más partido de tu día a día y te sentirás más realizado.
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