No sé que pensar, si reirme o echarme a llorar. El último grito en gancho y reclamo para las ventas lo tenemos de la mano de un concesionario de BMW en Valencia.
Ante la falta de clientes visitando las instalaciones, la empresa que regenta el concesionario ha decidido dar un giro de tuerca más a la adaptación del entorno vital de venta y ha colocado maniquíes en la exposición de vehículos a modo de clientes. A esto le llamo yo imaginación, y mal gusto.
Típico de las películas de serie B, de piratas o vaqueros actuar con meros figurantes para decir ¡Que bien funciona mi negocio!. El objetivo de esta nueva decoración o campaña de marketing no sé cual es pero vamos, a mi no me gusta nada.
Los maniquíes son lo que son y sirven para lo que sirven. ¿Os imagináis que vais a ver un determinado modelo de BMW y os encontráis el concesionario lleno de muñecos? Doy por hecho que el fabricante alemán no tiene constancia de este hecho, porque esta publicidad a la marca e imagen de BMW le hace un flaco favor.
Nuestra empresa tiene una imagen, un target unos mínimos de calidad que tenemos que cumplir y respetar. No tiene sentido forjarse un nombre basado en la calidad, el confort, orientarnos al cliente… Y en los momentos que nos faltan, recurrimos a los muñecos. Esto es un error.
Me podréis llamar estrecho de miras, que soy un inculto en temas publicitarios y nuevas técnicas de marketing pero no lo veo por ningún lado que lo mire aunque los objetivos de la empresa no sean crear ambiente comercial.
Es más, intento imaginar esta misma situación en cualquier otra actividad y sólo me provoca risa. ¿Os imagináis una inmobiliaria llena de maniquíes? Para echarse a llorar vamos.
Vía e Imagen | markarina
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