La respuesta de algunos (o muchos) pequeños empresarios cuando escuchan la palabra 'blog' es una cara de extrañeza. Han oído hablar de ello pero no saben cómo puede eso beneficiarle en su proyecto. Cómo puede reforzarlo y, al final, hacer que crezca. No saben qué usos se le puede dar más allá de los anuncios enlatados y las notas de prensa oficiales. ¿Y qué pasa con la transparencia?
Pensar sólo hacia adentro y no hacia afuera. Es uno de los principales defectos que siguen exhibiendo muchas pequeñas empresas. Y eso acaba trasladándose a la política de contenidos y comunicación en un canal como el blog. Una vía ésta que, aunque muchos la hayan dado por muerta durante años, sigue teniendo un gran potencial sin la dependencia de otras plataformas.
El blog, ¿altavoz de mensajes enlatados?
Ese defecto lleva en muchas ocasiones a pensar el blog exclusivamente como un altavoz de los comunicados de prensa oficiales, de las 'noticias' sobre las ferias o los eventos a los que ha asistido la marca... Pero, mientras todo eso se mantiene, se pierde una gran oportunidad para abrir realmente las puertas de la empresa.
Porque, no, publicar la nota de prensa con la última novedad en el nuevo producto o el último premio recibido por la empresa no es ser transparente. Serlo es mucho más que eso. Es enseñar el proceso de producción o ejecución de los productos y servicios de la empresa, es poner luz y taquígrafos en los números de la compañía...
Siempre se dice que las empresas se deben a sus accionistas. Y no les falta razón. Son ellos los que sostienen la estructura empresarial y financiera. Pero, también se deben a sus clientes que son, a la postre, los que dan sentido al proyecto y los que lo sostienen con sus compras y con su confianza. Y para que esa confianza se mantenga intacta, quien está al otro lado debe conocer mucho más a la marca, no sólo a través de esas frías comunicaciones.
¿Cómo ser transparente?
Y por eso, el blog puede ser una buena manera de hacer crecer esa confianza. Llevando a cabo un ejercicio de transparencia real. ¿Cómo? Comunicando asuntos que pueden ser relevantes para el proceso de elección de esos clientes potenciales. Por ejemplo, mostrando abiertamente el proceso de fabricación de los productos o de diseño de los servicios. O elaborando pequeños reportajes sobre los proveedores y quienes hacen posible que el producto/servicio esté siempre disponible. O explicando hasta la extenuación todos los detalles después de un fallo importante.
¿Y en lo económico? Las pequeñas empresas suelen ser bastante esquivas a mostrar sus cifras, pues no tienen la obligación más allá de la presentación en el registro mercantil. Pero, ¿por qué no ser más transparentes con los números? Enseñar esos balances de manera periódica o explicar la política de salarios de manera abierta no siempre es signo de debilidad, sino de todo lo contrario.
No se trata de ser un exhibicionista. Se trata de abrir las puertas y las ventanas de la empresa, para que se entienda que no hay nada que esconder. Para que el cliente que es el que, al final, acaba financiando y dándole sentido a todo tenga la confianza suficiente para volver.
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