Muchos de los que estos días se van de vacaciones no olvidan llevar consigo el portátil. Es una forma de poder conectarse y solucionar algún problema que pueda surgir en su trabajo. Pero muchos de ellos no suelen utilizar este dispositivo para conexiones remotas de forma habitual. Por eso en vacaciones el portátil es más vulnerable que nunca.
En primer lugar porque es un equipo que a lo largo del año no se utiliza en muchos casos más que para uso personal. Eso que decimos muchas veces para navegar por Internet, Office y poco más... pero que luego lo acabamos utilizando para todo, desde instalar aplicaciones de intercambio de archivos P2P a todo tipo de cosas que vamos probando a lo largo del año.
Y por supuesto no hemos tomado la precaución de crear un perfil diferente, uno para el entorno laboral y otro para el personal. Se mezcla todo. De esta forma acabamos teniendo en el escritorio un acceso al ordenador de la oficina, para conectar directamente, que luego no nos acordamos de las contraseñas. Y claro tampoco le hemos puesto al ordenador, si al fin y la cabo, está siempre en casa.
No quiero pensar lo que pasaría si lo dejamos olvidado en esa cafetería a la que vamos a desayunar y aprovechar el WiFi. Por supuesto compartimos la red con otros equipos que están conectados, y que no van a tener una seguridad mucho mejor que la nuestra. Todos los datos de la empresa se pueden difundir en el menor descuido. Y luego nos preguntamos por qué tenemos que adaptarnos al RGPD.
Y tampoco tenemos soluciones de seguridad adaptadas, no digo ya una VPN para conectarnos de forma segura a la oficina, sino un simple antivirus, que en muchos casos es inexistente. Porque hace que el ordenador vaya más lento. Porque como el portátil era solo para navegar por Internet compramos el más barato que había, y claro ahora esto tarda en ponerse en marcha un mundo.
De las actualizaciones del sistema operativo o los programas, mejor no hablamos, porque en muchos casos llevan años paradas. Y a pesar de todo esto no tenemos problemas para establecer conexiones remotas con la empresa, acceder a aplicaciones en la nube, siempre con las contraseñas guardadas en el navegador. Eso si no están apuntadas en una nota adhesiva en el propio ordenador.
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