La crisis provocada por la pandemia no va a ser diferente al resto, al menos desde el punto de vista de sus perdedores. De hecho, cuanto menor sea el nivel educativo de la población, mayores serán las posibilidades de perder el empleo. No en vano, en el último año, tan solo han crecido las contrataciones del colectivo de población con estudios superiores.
De hecho, según un reciente estudio de Adecco Group Institute con motivo del Día Internacional de la Educación, una titulación universitaria está presente como requisito en casi cuatro de cada diez ofertas de empleo (38,8 por ciento). Por el contrario, solo el 9 por ciento de las ofertas tienen como requisito que el candidato cuente con graduado escolar, sin otra formación superior.
Esto ha provocado que, en el último año, en nuestro país solo ha crecido el número de ocupados con estudios superiores, mientras que se ha reducido el de aquellos con niveles educativos inferiores. Esto tiene que ver con el tipo de trabajo que hacen unos y otros, ya que los trabajos cualificados son más susceptibles de ser ejercidos desde casa.
En concreto, han sido contratadas 38.900 personas con formación superior (+0,4 por ciento), frente al despido de 162.600 personas con educación primaria (-15,5 por ciento), 457.700 personas con la primera etapa de la educación secundaria (-8,5%), y 116.000 personas que cuentan con la segunda etapa de la educación secundaria y/o FP (-2,4%).
Unos datos que son lo suficientemente relevantes y que ponen de manifiesto la importancia de la educación como medio para maximizar las oportunidades de empleo, máxime en un contexto como el actual, marcado por la peor pandemia de los últimos 100 años y la necesidad de minimizar el contacto social.