La Ley que "liberalizó" el funcionamiento de las Cámaras de Comercio dejó sin efecto la obligación de que las empresas paguen la cuota cameral. Desde entonces el pago de las cuotas a las correspondiente Cámaras de Comercio es voluntario y cada uno decide si le conviene o no el pago de la misma en función de las prestaciones que estos organismos le ofrecen. Para fomentar que las empresas sigan adscritas a las Cámaras el Gobierno planea bonificar a las empresas que paguen la cuota cameral.
Se pretende bonificar el 35% de la cuota que se pagaría a las Cámaras para incentivar que las empresas sigan contando con los servicios de las mismas y, de paso, cortar la pérdidas de ingresos que estas organizaciones están sufriendo al dejar de ser obligatorio el pago a las mismas.
Antes de aprobar esta medidas se deberán establecer los requisitos a cumplir por las Cámaras para aplicar la bonificación, que sería a través del Impuesto de Sociedades.
El problema viene de la poca utilidad que las empresas ven en el pago de una cuota que muchos veían como un impuesto por ser obligatoria y no encontrar en las Cámaras una contrapartida que rentabilizara las cantidades abonadas cada año.
La labor de las Cámaras es acercarse a las empresas, mostrarles las ventajas y servicios que les pueden ofrecer y poner en valor su existencia. Lógicamente el beneficio fiscal que pueden obtener las empresas por el pago de la cuota no es una cuestión menor, pero lo importante es revitalizar el valor de las Cámaras y que los que forman el tejido empresarial vean la utilidad de la existencia de estas organizaciones.
Si no es posible llegar a este punto seguiremos en la tesitura actual, un organismo desconocido para la mayoría, que muchos han estado sosteniendo obligados y a cambio de nada y a los que no están dispuestos a aportar un céntimo más.
En Pymes y Autónomos | El impuesto revolucionario de las Cámaras de Comercio Imagen | Camara Salamanca