El Mercader de Venecia: los contratos

Esta semana, la película que os voy a recomendar es algo más que un film. De hecho, su interés, más que por la película es por el texto que le da origen: El Mercader de Venecia, de Shakespeare, en esta ocasión en la versión del 2004 de Radford, con Irons y Pacino. Una película donde no puedo hacer otra cosa más que solidarizarme con el presunto villano.

¿Cuál es el interés de esta película para un emprendedor? Como no creo que a estas alturas, después de tantos siglos ésto sea ningún spoiler, os resumo muy mucho la trama, centrándome en los aspectos que nos interesan.

Un noble veneciano pide prestado una suma de dinero a un prestamista judío. Este, por motivos que no vienen al caso, introduce en el contrato, como clausula de penalización en el supuesto de impago, el derecho a arrebatarle al deudor una libra de la carne más próxima a su corazón. Como no puede pagarle (esa es otra historia) acaba llevándole a juicio, pero cuándo parece que le han dado la razón y que va a poder sacarle el corazón al moroso, su abogado (mejor dicho, abogada) aduce que efectivamente, tiene derecho a cobrárselo, pero que el contrato no dice nada de la sangre. Y que si derrama una sola gota de sangre, las consecuencia serán terribles para él. Como podéis imaginar, el prestamista tiene que acabar renunciando a su derecho.

¿Que lecciones podemos aprender de los aspectos mercantiles de esta historia?

  • Debemos ser sumamente puntillosos en la redacción de los contratos, y dejar la menor de las opciones a la interpretación de los mismos. El documentar legalmente nuestras relaciones comerciales no es algo accesorio, es consustancial a nuestro trabajo. A nivel internacional, una muestra de intentar simplificar este tipo de situaciones esta en los incoterms.

  • Aún así, tenemos que ser conscientes de que siempre, por mucho que lo intentemos, habrá algún tipo de resquicio para reinterpretar el contrato, tanto a favor nuestro como de la parte contraria. Hay auténticos especialistas. Por señalar algunos, tenemos a profesionales que trabajan para los Bancos de cara a rebuscar en las tripas de los créditos documentarios para invalidarlos.

  • Tenemos que tener en cuenta, que en nuestro Derecho, a diferencia de lo que pudo suceder en ese pasado medieval, no todo es negociable. Hay derechos inalienables, clausulas nulas o anulables (ojo, que no es lo mismo), colectivos especialmente protegidos (los consumidores, los pacientes médicos, los trabajadores, etc...) y se sanciona el uso antisocial del Derecho.

En resumen, el contrato es muy importante, pero no se acaban ahí nuestros derechos y deberes como profesionales, como empresarios.

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