Cuando oímos hablar sobre los paraísos fiscales pensamos en algo que nos toca muy de lejos y, seguramente, cuando en días pasados comentamos en este blog Perseguir el fraude con un delito lo descubierto en Liechtestein no podíamos imaginar que 100 compatriotas figuraban en la lista vendida a las autoridades alemanas pero no debe sorprender: la Agencia Tributaria española estima que son unos 4.000 los millones de euros que se dejan de declarar cada año (contextualizando unos 665.000 millones de pesetas). Mosqueado con tanta fama sobre los paraísos fiscales, he recabado información en Internet para ver qué hay de cierto y, me he encontrado con que, aparentemente, es sencillo evadir dinero.
Lo primero es elegir un bufete de abogados en el país elegido (léase Andorra, Bahamas o Liechtestein) el cual creará una compañía fantasma. A cambio de un coste realmente ridículo, entre 400 y 2.000 euros según el país elegido, para las cifras que se manejan tendremos representación legal y una cuenta numerada. Basta con cumplimentar un formulario on-line y a los dos o tres días recibiremos una llamada.
Eso sí, nos piden DNI y otros datos para comprobar que no tratan con personas relacionadas con el narcotráfico o el terrorismo internacional. Los envíos monetarios a la compañía fantasma se realizan a través de pasarelas financieras, esto es, pasando por varios países para borrar el rastro del dinero a los ojos del fisco (lo del maletín ya está desfasado sobre todo si hay que coger el avión).
Pero claro y aquí viene la letra pequeña o el punto débil de los paraísos fiscales, ¿de quién te fías? es decir, qué representante o bufete de abogados del país en cuestión son los más indicados para "invertir", porque el dinero que no existe no se puede reclamar. Este tipo de operaciones necesitan de la connivencia en el país de origen del dinero de alguien que oriente o asesore sobre cuál debe ser el país y el abogado. Porque aunque Pérez, "el del Banco X", es de toda confianza, seguro que todos pensaban lo mismo del empleado del banco que acaba de vender los datos de miles de evasores al fisco alemán.
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