Hace algo más de seis meses, el Banco Central Europeo, personalizado en la figura de su presidente, Mario Draghi, y tomando el ejemplo de otros bancos centrales como la Reserva Federal o el Banco de Japón, anunciaba una serie de medidas no convencionales para luchar contra la deflación y abrir el grifo del crédito a las empresas, lo que ha provocado una devaluación sostenida del euro con respecto al dólar durante este período de tiempo.
La depreciación de la moneda había sido una de las soluciones tradicionales que se daban cuando se trataba de luchar contra la escasez de demanda, el excesivo nivel de endeudamiento y los problemas de desempleo. Sin embargo, y tal y como habíamos anunciado, no ha tenido la eficacia esperada por muchos.
En primer lugar, la devaluación del euro no ha servido para que la economía aproveche la reducción en el precio del petróleo. Tengamos en cuenta que el barril de Brent se paga en dólares y el hecho de que el euro se haya revaluado ha imposibilitado que tal rebaja no se haya trasladado en su totalidad al precio de la gasolina, desaprovechando una gran oportunidad para reducir costes de forma notable.
Por otro lado, en un país tan terciarizado como España, tan solo el 4% de las empresas españolas exportan su producción a otros países y dentro´de éstas, solo el 30% tienen como destino un país que no tenga el euro como moneda oficial. Es decir, tan solo un 1,2% de las empresas en España se han visto beneficiadas por la devaluación del euro, y la mayoría de ellas ni siquiera son pymes.
El propietario de un bar, de un restaurante o de una peluquería están muy lejos de ver algún efecto de la devaluación del euro sobre su cuenta de resultados y no digamos ya el tendero de nuestra esquina. En todo caso, saben lo que significa que suba o baje la gasolina o se encarezca la luz o el gas.
Bien es cierto que hay algunas empresas que se han aprovechado de la devaluación del euro, lo cual es magnífico de cara a aumentar sus ventas. Sin embargo, la política monetaria es macroeconómica y no afecta a todos los ciudadanos y empresas por igual, por lo que habrá que ver quién es el mayor beneficiado y valorar la idoneidad o no de llevar a cabo medidas que acaben perjudicando a muchos y beneficiando a muy pocos.
En Pymes y Autónomos |
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