En numerosas ocasiones hemos invitado a los autónomos bien a ahorrar o bien a aumentar las bases de cotización con el fin de mejorar la pensión de jubilación. Sin embargo, las dificultades que entraña cualquiera de las dos alternativas hacen que muchos autónomos tengan que conformarse con cotizar por la base mínima, lo que hace que sus pensiones sean bastante más reducidas que la de los trabajadores asalariados.
De hecho, las últimas propuestas para cotizar por ingresos reales ha aflorado algunas estadísticas preocupantes. La propia ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, denunció en su momento que unos 800.000 autónomos está sobrecotizando, es decir, cotizando por una base superior a sus ingresos reales.
Esto no sería un problema de no ser porque el 85% de los trabajadores autónomos cotizan por la base mínima. Dicho de otro modo, este problema afecta al menos a un 20% de los autónomos cuyos ingresos ni siquiera llegan al SMI, y que pagan la misma cuota que un autónomo que otros autónomos con ingresos más altos. En algunos casos se dan situaciones tan injustas como las de autónomos que pagan una cuota de 278 euros y sus ingresos ni siquiera llegan a esta cantidad.
Y todo ello por no hablar de los trabajadores que no se afilian a la Seguridad Social por no tener que pagar la cuota correspondiente y, por tanto, tienen una actividad que se encuadra dentro de la economía sumergida. Para ellos, darse de alta como autónomo supondría vivir con unos ingresos inferiores al nivel de subsistencia, de ahí que muchos no quieran aflorar su actividad y regularizar su situación.
Es urgente articular un mecanismo para garantizar que los autónomos no coticen por encima de sus ingresos reales. Las principales asociaciones de autónomos han puesto sobre la mesa la cotización por ingresos reales, que aliviaría la situación de los autónomos que menos ganan.