Hoy el Gobierno ha explicado la hoja de ruta para recuperar, al menos en parte, la normalidad tal y como podemos entenderla mientras tengamos que convivir con el COVID-19. Para muchas empresas es un alivio, para otras es el momento de hacer cálculos para ver en qué fase nos interesa más abrir nuestro negocio.
Y esto va a depender mucho de nuestro tipo de empresa. Incluso aunque sean del mismo sector y se dediquen a la misma actividad, no es lo mismo un bar de menús para trabajadores, que ciertamente tiene muy complicado que todos aquellos que acuden a comer allí les interese utilizar el servicio para llevar que podría ofrecer en una primera fase, que un local especializado en paellas o pizzas que ya tenía una parte de su negocio enfocado hacia este tipo de venta.
Posiblemente la mayoría se ponga en marcha en la fase 1, que permite en los bares abrir al menos un 30% de la terraza. Igualmente esto para muchos supone volver a sacar al menos a una parte de su personal del ERTE. Y no todos los bares o restaurantes tienen una gran terraza, en algunos casos es más anecdótica que real.
¿Tiene sentido que abra un chiringuito de playa si nadie se puede mover? ¿Y abrir un hotel si no va a tener clientes? Incluso en la fase 2 y la fase 3 las limitaciones van a mermar la facturación de los locales, por lo que muchos se pensarán muy bien cuándo van a abrir. Especialmente aquellos que tengan varios locales.
Por último tenemos sobre la mesa las ayudas y los ERTEs solicitados, supeditados al mantenimiento del empleo durante 6 meses. ¿Lo podrán conseguir si no tienen posibilidad de abrir a pleno rendimiento? ¿Tendrán mayor flexibilidad en la aplicación de estas condiciones?
Lo cierto es que es necesario tener más claras las condiciones para plantearse abrir en una u otra fase. Además no estaría de más contactar con un asesor fiscal y laboral para tener toda la información antes de dar el paso. No por correr antes levantar el cierre vamos a estar mejor preparados para ello.
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