Con este mes se acaba el ejercicio económico para la mayoría de las empresas, y por tanto es una fecha propicia para la evaluación del desempeño de nuestra actividad, ideal para identificar las acciones en las que no hemos actuado con eficacia y son susceptibles de mejora, y planificar en base a ellas nuestros planes de mejora para el ejercicio próximo.
¿Por qué es mejor el mes de diciembre que enero para realizar este ejercicio? Pues porque ya se han ejecutado la mayoría de los trabajos, y estamos inmersos en el diseño de los planes y presupuestos para los trabajos a realizar el ejercicio próximo, en especial, los que se acometerán en la primera parte del año.
En este momento es fundamental se honestos, y analizar tanto nuestros logros así como nuestros pequeños fracasos, porque no olvidemos que cada año es como una nueva oportunidad, una oportunidad para mejorar nuestra gestión y aprender al mismo tiempo de los errores. Lo más difícil, e incluso lo más ‘doloroso’ es reconocer esto último, que no se han de entender como fracasos, sino como aprendizaje.
Respecto al marcaje de los objetivos, hemos de ser realistas, tener presente que estamos en un entorno de crisis, en el que unos objetivos demasiado ambiciosos pueden tener un efecto contraproducente, al frustrar a nuestra plantilla y a los directivos, por lo que hemos de hacer un esfuerzo para que se logre el equilibrio de fijar una meta que requiera esfuerzo pero que a la vez sea posible.
En Pymes y Autónomos | eficiencia
Imagen | agecombahia