- Profundizar en la idea: entender el mercado, hablar con los clientes potenciales acerca de lo que les gustaría, ver quiénes son sus competidores, y así sucesivamente.
- Llevar a cabo la protección legal de la marca, cuando sea necesario, la mayoría de las empresas no tienen una marca en un primer momento.
- Reservar una URL web y construir un sitio web provisional y crear cuentas de correo electrónico de la empresa.
- Abrir una cuenta bancaria y solicitar una tarjeta de crédito.
- Reservar nombres en diferentes redes sociales para que al menos la marca esté protegida.
- Desarrollar los elementos de la marca.
- Generar red alrededor del negocio, encontrar a personas interesadas como cofundadores, personal, inversionistas, asesores…
- Construir las proyecciones financieras y elaborar un plan de negocio que guíen la ruta a seguir.
- Crear un prototipo, una maqueta, un borrador que sirva de presentación para los inversores o clientes potenciales.
Todo lo anterior es sólo el principio, aún hay más.
Hay un gran salto cuando se trata de las cosas siguientes:
Recaudar dinero: según mi experiencia, los empresarios noveles se centran demasiado en el dinero, podemos conseguir la mayoría de las cosas y conocer al cliente sin gastar mucho dinero. Muchos proyectos no crecen porque los promotores no disponen de tres o seis meses de ahorro para trabajo no remunerado en su proyecto.
La mayoría de las empresas requieren de una compleja red de relaciones y estas relaciones llevan mucho tiempo en desarrollarse. Y tiempo para que el personal y los fundadores sean eficaces en sus funciones y se convierten en un equipo fuerte. Y cuando hablamos de tiempo y agilidad estamos hablando de recursos económicos, por eso la velocidad determina el éxito de muchos proyectos y con metodología innovadora (Lean StartUp, Agile…) podemos mejorar la probabilidad de éxito de nuestro emprendimiento.
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