Me da en la nariz que este va ser uno de los negocios que mejor capee la crisis. Me refiero a aquellas pequeñas empresas, cuasiartesanales en ocasiones (y otras no tanto), que se dedican a las replicas de artículos de lujo. Y cuando he dicho réplicas deseo que se me entienda bien: no hablo de falsificaciones, no de hablo de imitaciones. Hablo de productos que no pretenden ser lo que no son, que no vulneran derechos de propiedad intelectual ni industrial (y ojo, que habría que hablar largo y tendido del tema y de cómo estas ramas del Derecho se están quedando atrás). ¿Un ejemplo a lo bestia? Zara, en buna medida es todo un ejemplo de empresas dedicada a hacer versiones populares de productos de lujo, por no hablar del mundo de la relojería (que se lo digan a Rolex y la multitud de reinterpretaciones de sus modelos clásicos)
Recientemente El Confidencial dedicaba un artículo a un fabricante francés, PGO, dedicado a hacer réplicas de Porsche, modelos basdos, inspirados, en el 356. Se trata de modelos de encargo, con importador español, que con un motor Peugeot pueden dar satisfacción a parte del segmento de los enamorados de los clásicos, y que por motivos económicos, de adquisición y mantenimiento, no llegan a los originales. Lo que me extraña es que no se haga alusión a que en España hay ya una cierta tradición al respecto.
Así, por citar alguno de los más longevos, tenemos a Hurtan. Esta empresa, con casi 30 años de antigüedad, es bien conocida por sus modelos inspirados en los clásicos Morgan, en este caso usando motorizaciones Renault. La longevidad de la firma, me hace pensar lo sólido de un negocio como el descrito, el nicho que han descubierto y que no dejan de explorar (nueva linea de coches para eventos sociales). Y no son los únicos en España que han descubierto la bondad de este negocio.
Mientras las grandes del motor sufren, y mucho, el éxito de estas pymes demuestran, al menos en parte , lo acertado de teorías como la de larga cola. Frente al poderío aplastante de la producción en masa, de los mercados estandarizados, del café para todos, del fordismo elevado a la máxima potencia, frente a todo ello la crisis ha puesto de manifiesto otra forma de hacer las cosas: series pequeñas, de encargo, el gusto por diferenciarse, la pasión por la artesanía. Hay vida para la pyme.
Vía | El Confidencial Más información | Motorpasión Imagen | Máximo López