Esta semana hemos conocido la pretensión de la aerolínea IAG (resultante de la fusión de la española Iberia y la británica British Airways) ha decidido diversificar sus esfuerzos, recursos y negocio, abriéndose al mercado low-cost, bajo la marca comercial Iberia Express.
En mi opinión, esta decisión llega muy tarde, cuando son muchas las que han explotado este segmento del mercado de la aviación comercial desde casi una década, y ahora no resulta ser el mejor momento si nos fijamos tanto en los resultados de estas compañías así como en la evolución del número de viajeros.
Tal vez esta decisión surja como consecuencia de la necesidad de un cambio de estrategia en el seno de la compañía, al no digerir muy bien los cambios en la demanda los viajeros en un entorno económico diametralmente distinto al de hace tan solo unos años, un cliente que es mucho más sensible al precio, y que también está dispuesto a prescindir de ciertos 'extras' para viajar al menor coste posible.
En conclusión, y ojalá me equivoque, no supone una buena decisión desde el punto de vista estratégico, porque en lugar de analizar las fortalezas y oportunidades de su modelo de negocio, han decidido seguir igual a la par que iniciar un negocio paralelo en un mercado muy maduro. ¿Se equivoca IAG de estrategia?
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