Muchas empresas, y por suerte no digo todas, se han arrastrado hacia un pozo sin fondo hasta culminar en una grave situación financiera por desviarse del 'core' de su negocio en los años de la burbuja. Empresas que al calor del boom inmobiliario, replegaron esfuerzos y drenaron recursos procedentes de la actividad principal, con el objetivo de obtener golosas rentabilidades a través de inversiones inmobiliarias.
Cierto es que hay muchos factores que pueden arrastrar a una empresa hacia una grave crisis, incluso a su desaparición, como por ejemplo la reducción de las ventas, el impago de clientes, aumento de los intereses crediticios, las malas decisiones estratégicas, etcétera, pero no hay ningún cáncer más fulminante que el desánimo y el abandono, olvidando cuál es la actividad principal de nuestro negocio.
Por tanto, creo que compartirán conmigo que no podemos olvidar cuál ha sido nuestra actividad principal, aquella que nos ha permitido crear empleo y riqueza durante años, puesto que en ella misma encontramos la protección que nos ha permitido sobrevivir en épocas boyantes y menos buenas, y que nos hace más fuertes en épocas como la actual.
De esta crisis podemos obtener muchas lecturas, entre las que se destacan que la visión cortoplacista de los negocios conduce al fracaso, siendo mucho más rentable y estable mirar al futuro con un horizonte de largo plazo. Debiéndonos centrar en nuestra actividad principal, cuidándola y apostando por ella. Puesto que como ha quedado demostrado, en el momento que nos relajamos, desviamos recursos para mejorar la eficiencia y la eficacia de nuestro negocio, en definitiva, cuando no destinamos recursos económicos a mejorar nuestra empresa, esta morirá de inanición más pronto que tarde.
En Pymes y Autónomos | La crisis económica antepone las compras al crecimiento orgánico Imagen | jctricky