La Memoria es la última parte que toda empresa debe presentar como parte de sus cuentas anuales. No es más que un documento donde se detallan el contenido del resto de cuentas, especialmente el balance de situación y la cuenta de pérdidas y ganancias. Complementa la información que, por el motivo que sea, no ha podido ser reflejada en estos documentos, haciendo más rica la información que reciben los accionistas e inversores de la empresa, así como la que también reciben las administraciones públicas.
Aunque a priori cualquier persona con un mínimo de formación en contabilidad podría entender la salud de una empresa simplemente echando un vistazo a cualquiera de sus estados financieros, la Memoria constituye un elemento imprescindible para confirmar el crecimiento de una sociedad concreta, especialmente si el balance se publica de acuerdo únicamente a los estándares del Plan General Contable, y no se detalla la comparativa con el ejercicio anterior.
De hecho, en algunos casos en los que algunas normas contables pueden dejar de aplicarse con el fin de reflejar una imagen fiel de la compañía, uno de los principios contables básicos, la Memoria refleja todas estas circunstancias para cumplir los requisitos legales y no dejar de lado un aspecto tan importante.
Pero, además, ofrece información cualitativa que es de gran interés que no siempre puede ser trasladable a cifras, a través de anotaciones o textos que permiten comprender mejor la razón por la que se ha aplicado un criterio contable y no otro en relación con alguna operación. De este modo, mejora la transparencia de la información contable en su conjunto y la complementa para que sea más comprensible incluso para personas que no saben de finanzas.
Por último, su profundidad nos da una idea de qué tipo de administradores se encargan de elaborar las cuentas anuales. Cuanta más rica sea la información que contiene este documento, más transparentes serán a los ojos de inversores externos, un aspecto que cada vez se valora más en el mundo empresarial. Incluso reflejará una transmisión de una imagen fiel y real de la compañía, evitando en la medida de lo posible engaños por parte de estos administradores.
Tal y como reza el dicho, la belleza está en el interior, y la contabilidad de una sociedad no iba a ser menos. La belleza está en el interior de su Memoria.
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