Seguro que conoces las leyes de la robótica. Son tres leyes que desarrolló el escritor de ficción ruso, Isaac Asimov, autor de libros tan conocidos como "Yo, robot".
Una vez más, la realidad supera a la ficción y en Europa acaba de nacer la primera ley de inteligencia artificial de la historia. ¿Aprobaría Asimov esta normativa?
Una ley para regular la inteligencia artificial que nació en 2021
Fue por 2021 cuando el Parlamento Europeo propuso el primer marco regulador de la Unión Europea para la inteligencia artificial (IA). La propuesta recogía que los sistemas de IA debían analizarse y clasificarse según el riesgo que conllevaran para los usuarios.
Desde la UE valoraban los beneficios de la IA tanto a nivel sanitario, transporte seguro y limpio, una fabricación eficiente y una energía económica y sostenible.
Para el Parlamento lo más importante era garantizar que los sistemas de IA fueran seguros, transparentes, no discriminatorios y respetuosos con el medio ambiente. Sin olvidar, que cualquier herramienta debería ser supervisada siempre por personas.
Nace oficialmente la primera ley de inteligencia artificial
Pero no ha sido fácil ni rápido crear la primera ley de inteligencia artificial. Hicieron falta tres días de negociaciones entre los Estados y el Parlamento Europeo para llegar a un acuerdo provisional, de donde nació de manera oficial un texto que aún debe ser ratificado y que no se pondrá en marcha hasta finales de 2026.
La inteligencia artificial es ágil, sencilla y resulta de gran ayuda para empresas, particulares y cualquiera que tenga un ápice de curiosidad. Pero igual que conlleva beneficios también riesgos, de ahí la importancia de regular una tecnología que avanza día a día.
Limitar los riesgos de la IA para empresas como objetivo de la ley
No es de extrañar que los Estados y los eurodiputados tardaran más en ponerse de acuerdo que tú o yo en generar una imagen a través de una herramienta de IA. ¿Cómo legislar algo que todavía no terminamos de conocer y que mejora a la velocidad de la luz?
Al hablar de riesgos para particulares y empresas, se generaron dudas sobre qué excepciones poner para garantizar el bienestar y los derechos de cada individuo. ¿Y de algo más? ¡Efectivamente! Era importante no perjudicar con esta nueva ley la economía e intereses de los países.
De ahí que las sanciones jueguen un papel importante para quienes sobrepasen esa delgada línea roja que puede llevar a utilizar la IA con malas intenciones. Las multas no son plato de buen gusto, sobre todo cuando entra en juego pagar con un porcentaje del volumen total de la compañía que infrinja la ley.
La creación de una Oficina de la IA siempre ligada a la Comisión Europea, pone la guinda a esta norma. Sin olvidar los sistemas de vigilancia biométrica ya que algunos quedarán prohibidos, por cuestiones de discriminación, a nadie le interesa nuestra orientación sexual o raza.
La inteligencia artificial, como cualquier avance, nos ofrece un mundo de posibilidades para facilitar nuestra vida, pero también muchas opciones para controlarnos en el ámbito laboral. Asimov diría sí, bienvenida la ley.