¿Son fraudes o errores en la tramitación? ¿Cuándo una empresa comete un fraude contra la Seguridad Social y cuándo un error por el que deba ser sancionada? Las sanciones impuestas por ERTES fraudulentos no disuaden a las empresas que buscan aprovecharse de este mecanismo de forma ilegal. Y no es algo nuevo, puesto que desde Abril se mantiene el mismo nivel.
Según información de eldiario.es a día 1 de junio se han revisado un total de 33.553 expedientes hasta dicha fecha y se han detectado 5.459 infracciones. Y es un fraude porque no es que se haya introducido en los ERTES a un empleado con DNI equivocado, sino que la infracción más común era tener a los trabajadores en ERTE por suspensión de la actividad y seguir manteniendo abierto el negocio. Algo que no ha cambiado desde que se pusieron en marcha las inspecciones.
En algunos caso el trabajador cobraba del ERTE el 70% y el resto de la empresa en negro. En otras ocasiones, ni siquiera eso y se amenazaba con despidos si no se "arrimaba el hombro". Otro de los fraudes más comunes era tener a los empleados en ERTE parcial y que trabajaran la jornada completa.
Aquí resulta de gran ayuda los registros horarios, que en muchas ocasiones sirven de valor probatorio en estas situaciones. Pero también las cámaras que tienen muchos locales y en las que basta un visionado para comprobar cómo los empleados siguen con su jornada normal a pesar de estar en ERTE parcial.
Lo malo de estas cuestiones es que la sanción, a pesar de haber recaudado más de 26 millones de euros se queda en algo menos de 5.000 euros por infracción. Eso sí, hay que tener en cuenta que tienen que devolver las exoneraciones de las que han disfrutado, lo que si sumado puede suponer una cantidad importante, pero no tanto como para ser claramente disuasoria.
Especialmente porque muchos se han visto con el agua al cuello. Y aquí han preferido jugársela y con un poco de suerte no les visita ningún inspector. Son los casos más flagrantes los que acaban por destaparse, en muchas ocasiones por denuncias anónimas, no solo de trabajadores, a veces también de la propia competencia.
El problema es que los recursos son limitados. Y mientras unos se aprovechaban otros sectores no podían beneficiarse de estas exoneraciones simplemente porque su CNAE no correspondía con los incluidos en el listado, a pesar de tener fuertes pérdidas durante este último año y medio.
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