Así ha sido la estrategia empresarial de algunos de los 'grandes' de la economía colaborativa

La tecnología avanza siempre mucho más rápido que la regulación de las industrias. Uno de los ejemplos más paradigmáticos ha sido el de la llamada economía colaborativa: empresas que ponen en contacto a usuarios que tienen recursos infrautilizados con otros que los reclaman, reduciendo de manera significativa los costes finales. Ya sea una habitación o un sitio en un vehículo. Este avance ha encendido el debate sobre la necesidad de unas 'reglas del juego' y pone de manifiesto cuál ha sido la estrategia empresarial seguida por algunos de los 'grandes'.

Quizás el caso más claro a escala mundial es Uber. Una compañía norteamericana que ofrece servicios de transporte privado en numerosos países en los que esto requiere licencias, autorizaciones y tasas (los taxistas españoles, por ejemplo, se han mostrado muy beligerantes con ellos desde el principio). La última inversión de fondos de capital riesgo en la firma la valoraron en 18.000 millones de dólares gracias, fundamentalmente, a un crecimiento exponencial con cifras estratosféricas: duplica sus ingresos cada seis meses, ya están presentes en 37 países y 128 ciudades y con un millar de trabajadores.

Dos casos

Uber, cuyo CEO y fundador ilustra este artículo, ejemplifica bien la estrategia que han seguido algunas de las empresas de este nuevo segmento: explotar un segmento a través de un vacío legal. Hacerse lo más grande posible a través de costes operativos mucho menores que 'industrias tradicionales' con el fin de tener fuerza suficiente con la que negociar un 'marco legal' o una posible regulación futura (incluso, abrir el debate sobre si ésta es necesaria). Así lo describía la revista Wired hace unos días en un reportaje.

Otro caso es Airbnb. Pone en contacto a usuarios con habitaciones disponibles y otros que quieren ahorrar dinero para su alojamiento. Mientras la oposición de los empresarios hoteleros continúa, hay ciudades como Portland, en Estados Unidos, que ya han dado 'luz verde' a estos alquileres express.

La difícil regulación

Regular cuando cientos de miles de personas ya están usando ese servicio no es lo mismo que hacerlo sin esa presión. En el caso del Gobierno español, pese a mostrarse muy crítico en un principio, ha rechazado una normativa express para compañías como Uber o la francesa BlaBlaCar y abre el debate sobre las "ventajas indudables" que tiene este tipo de economía.

Es una estrategia empresarial arriesgada y que tiene sus consecuencias. Por un lado, económicas: Uber se gastará una parte fundamental de la última ronda de financiación recibida en 'lobbies' o grupos de presión para conseguir los acuerdos con responsables públicos de ciudades y países donde aterrizan. También, de imagen: las protestas por parte de sectores tradicionales, que se sienten atacados, han llegado a ser muy duras.

Que este tipo de iniciativas han llegado para quedarse, es evidente. Lo es también que el marco legal que las englobe debe abordarse para evitar situaciones de competencia desleal con otros 'actores'. Pero entretanto, los grandes de este segmento se hacen cada vez más grandes con su estrategia.

En Pymes y Autónomos | Economía colaborativa para construir ventajas competitivas, ¿Se puede frenar a la marea? Ahora es el caso de Uber el que nos dice que no Imagen | Adam Tinworth

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