Siempre he defendido la plena igualdad de sexos en todos los ámbitos, siempre he defendido que una profesión o un cargo directivo lo puede desarrollar indistintamente tanto un hombre como una mujer, que no debe haber distinción de géneros, pero no estoy a favor de la imposición de cuotas, pues las cuotas solo coartan la libertad empresarial.
Algunos dirán que las cuotas son necesarias para evitar que el mercado se desmande y deje apartada a la mujer, otros dirán que sin una presión hacia ese bando el sector supuestamente más débil sería vencido, pero yo sigo diciendo que un cargo de una empresa privada tiene que ser ocupado libremente por la persona que el empresario elija, sin distinción de genero, ni de ningún otro factor.
En otras ocasiones he defendido la libertad del empresario de escoger para el puesto a quien le venga en gana, sin fijarse en nada más que en sus deseos, y si esos deseos no deben verse condicionados por factores que puedan dar lugar a discriminación, tampoco deben verse condicionados por otros factores que puedan ser otro tipo de discriminación, la discriminación “positiva”.
La mujer y el hombre tienen que competir en igualdad de condiciones, y lograr los cargos de responsabilidad por ser buenos profesionales, no por lo que la naturaleza les ha dado debajo de sus faldas o pantalones. Pues por mi parte considero tan denigrante que a una mujer se la deje de contratar solo por el mero atributo de ser mujer, como que se la contrate tan solo por ser mujer.
Otro tema sería la capacidad o la forma de gestión de hombres y mujeres, algo muy en boga actualmente, yo no entraré aquí en eso, eso sería en todo caso motivo de otro artículo, pero mi opinión va en la misma línea, no creo que sea cuestión de géneros, no creo que sea cuestión de mirar entre las piernas, creo que es cuestión de como son las personas.
En Pymes y Autónomos | 220 empresas andaluzas siguen discriminando a las mujeres en el trabajo
Imagen | jorgemejia