Así como el curso académico, el curso profesional está a punto de terminar al encontrarnos a las puertas de las vacaciones. Y por tanto, llega un período más o menos largo de tiempo en el que podremos relajarnos y pensar sobre algunas cuestiones estructurales para las que no disponemos de mucho tiempo a lo largo del año. Por tanto, esta época es muy apropiada para realizar autocrítica y descubrir si hemos suspendido alguna asignatura, para poder emprender el correspondiente plan correctivo.
En un momento de reflexión será utópico recordar todas las situaciones vividas durante el 'curso', pero seguro que nos acordaremos de nuestros principales logros y fracasos, siendo estos últimos dónde debemos fijar nuestro foco, asumiendo con nosotros mismos un compromiso para que no evitar que se vuelvan a reproducir en el futuro.
Para ello debemos abstraernos para identificar las causas que han motivado nuestros errores, pensar en sentido amplio y realizando una crítica constructiva, porque recordemos que de los errores se desprende un gran aprendizaje, que fortalecerá nuestra valía profesional al tiempo que nos dotará de recursos para asumir nuevas responsabilidades o proyectos.
Dicho esto hay que tener en cuenta que una vez identificada esta fase del proceso, queda la última fase y en la que muchos se quedan, que no es otra que la puesta en práctica a partir de nuestra reincorporación a nuestras responsabilidades, fijándonos un calendario de los planes correctivos sobre los que hayamos meditado. Consiguiendo materializar un ejercicio que al principio puede resultar incómodo, pero que con el tiempo descubrimos que es la mejor manera de avanzar.
En Pymes y Autónomos | Reinventar la forma de hacer las cosas también es innovar
Imagen | unav