Un error muy común entre los profesionales ambiciosos jóvenes (y no tan jóvenes) es el afán por implicarse en los proyectos que desarrolla su empresa, aún más allá de lo que son capaces de desarrollar de manera exitosa.
Y se conoce que es un error, porque este tipo de actitud requiere una atención global y trasversal de los distintos acontecimientos que tienen lugar, lo que nos obliga a llevar a cabo una gestión concisa y eficiente, cuya fragilidad aumenta de manera exponencial al nivel de responsabilidades adquiridas.
Para que esta situación no se traduzca en un fracaso, resultaría muy conveniente medir nuestras fuerzas, asegurándonos de que podemos acaparar nuevas tareas sin disminuir la calidad de las que ya se encuentran bajo nuestro ámbito de gestión.
En definitiva, a la larga resulta mucho mejor ir poco a poco, conociendo las tareas que se desarrollan en nuestra empresa y/o departamento, e ir asumiendo nuevas responsabilidades en la medida en la que crezca nuestro conocimiento y capacidad de gestión.
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