La objetividad debe marcar la sucesión generacional de nuestra empresa

La empresa familiar es un entorno muchas veces complejo en el que difícilmente se puede separar los aspectos personales de lo profesionales, algo que tanto puede dificultarnos muchas el valorar los hechos desde un punto de vista objetivo, al pensar en ocasiones que ser claro y directo puede enturbiar un ambiente que necesariamente ha de mantenerse en armonía.

Ante esta disyuntiva, algunas veces ignoramos que por mantener esta 'armonía' podemos pagar un alto precio, el de dilapidar la gestión y/o la sucesión de nuestra empresa familiar por no ser capaces de decir la verdad o no ser objetivos. Además, si disfrazamos la realidad, podemos hacer un flaco favor a nuestros hijos o sucesores, ya que contarán con el criterio suficiente como para diferenciar cuando toman la decisión acertada y cuando no.

En este sentido es muy importante la labor educativa de los padres empresarios a la hora de evaluar el desempeño de sus hijos en el negocio familiar, educándoles para cuando se produzca el relevo generacional y evitar al mismo tiempo dejar cabos sueltos de los que posteriormente nos podamos arrepentir.

Por tanto, si realmente queremos evitar rencillas en la familia por asuntos profesionales y educar en su gestión al mismo tiempo, debemos reforzar otros canales como la comunicación. Dejando claro desde el principio que las críticas en base a la objetividad son necesarias, ya que son la mejor garantía para el mejor aprendizaje en pro de la continuidad de nuestro negocio y el éxito futuro.

En Pymes y Autónomos | El error de subcontratar lo estratégico en la empresa familiar
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