Las pymes están en una encrucijada. Ven que el mundo a su alrededor ha cambiado. Necesitan ser más eficaces, más productivas. Ven que algunas de sus herramientas hoy en día son ineficientes, que necesitan cambiar, afrontar la digitalización, pero no saben cómo ni tampoco qué coste va a suponer. Porque en función del mismo se medirá el retorno de la inversión.
Hasta ahora muchas de ellas han sobrevivido con parches. Soluciones aisladas que resolvían algunos de sus problemas, pero que a la vez acababan generando otros. El mundo ha cambiado y el viejo esquema de ordenador, oficina y servidor en local para muchas organizaciones no es del todo válido. Especialmente sufren aquellos que están obligados a la movilidad.
Pero el caso es que no saben como resolver sus problemas. Van aplicando soluciones parciales, en lugar de analizar dónde se encuentra la empresa, qué debilidades tiene para desenvolverse en el mundo de los negocios actual y sobre todo hacia donde quiere ir, hacia donde va a crecer.
A partir de aquí un planteamiento global de inversión tiene que estar orientado a mejorar la forma de trabajar y que sea el cliente final el que lo note. Ya sea gracias a una inversión en las herramientas adecuadas que mejoren la productividad, que no penalicen a los empleados y les permita trabajar mejor y desde cualquier lugar, en caso de que no estén siempre en la oficina.
Pero también mejorando la comunicación con los clientes. Poniéndoselo más fácil para que su relación con la empresa sea más fluida. Además mejores herramientas nos facilitarán poder atender a más clientes manteniendo nuestros estándares de calidad, lo que al final significa un aumento de la facturación.
Al final muchas empresas necesitan a alguien que les marque el camino. Que les guíe y les acompañe en el proceso, que les abra la mente a las oportunidades que tienen delante, para poder competir de cara al futuro. Porque otras ya han iniciado este camino.
En Pymes y Autónomos | La digitalización no es una prioridad para la pyme
Imagen | fancycrave1