Capital humano, recursos humanos..., estos términos parecen haber pasado a un segundo plano. La pandemia nos ha cambiado las prioridades, tanto a nivel personal como profesional. Una empresa es algo más que un negocio enfocado a lograr beneficios (que también), es un espacio formado por personas. Personas que han dado lo mejor de sí mismas durante el confinamiento y siguen haciéndolo ahora.
Los nuevos líderes de la era de la pandemia no pueden seguir con las mismas herramientas de antes. Su rol también ha sufrido cambios. La aparición del Covid-19 ha resaltado el valor de la salud y la contribución de las personas al éxito del negocio, pero también ha puesto a prueba el liderazgo de la empresa.
Modificando las prioridades del líder: proteger, conservar y mantener el valor de la plantilla
Más allá de esta crisis, es necesario reconocer el riesgo continuo de otra pandemia o crisis global. Esto significa preparar las organizaciones para ser ágiles y flexibles, para estar preparadas ante múltiples escenarios a corto plazo mientras, al mismo tiempo, se desarrollan los de largo plazo.
Con esta tremenda experiencia, todos los miembros de una empresa han aprendido en un master continuo, lo que implica el cambio de decisiones, el sortear la incertidumbre a diario, y sobre todo, el valor de contar con una persona que esté frente al timón sin perder la calma.
La empatía empresarial, pasa por saber delegar y valorar a la plantilla
Liderar con empatía y transparencia, y hacer la cultura laboral segura e inclusiva, esos son los nuevos pilares. Proteger a los empleados y construir resiliencia a lo largo del bienestar físico, emocional, financiero y social.
Este 2020, si algo nos ha enseñado es a valorar el trabajo en equipo. A delegar. Muchos líderes eran incapaces de dar ese paso porque lo confundían con debilidad o falta de autoridad. Ante una situación crítica y desconocida, todos debían arrimar el hombro, no hay mejor líder que el que se baja del pedestal y 'rema' junto a su equipo.
Liderar es saber dar las gracias a quienes te rodean. Es dejar de usar términos que cosifican a las personas. Es, ante todo, reconocimiento a los hombres y mujeres que forman parte de tu organización. Pero sobre todo, es sinónimo de humildad. Antes siempre tuvo que estar presente, ahora debiera ser obligatoria, para practicar la tan ansiada escucha activa por parte de los trabajadores.
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