Trabajar desde casa no es el chollo que habías pensado

Cuando hasta hace poco se pensaba en el teletrabajo muchos se imaginaban iniciando su día a día en una tumbona con el portátil sobre sus piernas al borde de la piscina o la playa. Nada más lejos de la realidad. Una cosa es el deseo y otra diferente la realidad. No es lo mismo trabajar desde casa de forma esporádica, unas horas al día o hacerlo de forma habitual todos los días. Porque trabajar desde casa no es el chollo que habías pensado.

Y no hablamos ya de una situación forzada como la que se encontraron algunos empleados hace casi un año cuando se vieron de un día para otro trabajando en casa, en un hogar muchas veces llenos de hijos, con otros miembros de la familia también teletrabajando y muchos problemas para tener las herramientas necesarias o simplemente el espacio para hacerlo adecuadamente.

La comunicación no es solo enviar un correo electrónico

Los problemas de comunicación con el resto del equipo y cómo mantener la cultura de la empresa, su filosofía, estar todos unidos están encima de la mesa desde el primer día. Más allá del correo, de la comunicación formal, en muchos casos es necesario un espacio para la comunicación más social, que permita conversar con otros compañeros de temas fuera del ámbito laboral.

Pensamos que en el trabajo tenemos interrupciones constantes. Llamadas, correos, otros compañeros que nos reclaman. La cuestión a veces se agrava en casa. Además de todo esto tenemos que ser disciplinados para que nuestro propio smartphone no nos distraiga con llamadas, mensajes, etc. También llamadas al timbre de casa, al teléfono fijo, etc. No es tan fácil mantener la disciplina.

Ser productivo desde casa no es tan fácil como puede parecer

Esto nos lleva a tener problemas de concentración en determinadas tareas. Es más fácil distraerse, estar delante del ordenador sin capacidad para sacar el trabajo adelante. Y en muchos casos implica que hemos prolongado la jornada de trabajo de una forma artificial. Podíamos haber acabado a tiempo, sin embargo no hemos sido capaces de hacerlo.

En muchos casos no ayuda la ubicación del lugar desde donde trabajamos en casa. Si lo hacemos en una sala común, por donde transitan otros miembros de la familia no ayuda a concentrarnos. Tampoco los ruidos, una silla o un escritorio inadecuado o una incorrecta iluminación. Trabajar desde la tumbona de la piscina está bien para hacer una foto pero es impensable para una jornada laboral completa.

Desconectar, el reto pendiente

Por último uno de las quejas más recurrentes es no saber cuando hemos acabado. En muchos casos llega el final del día y no desconecta su ordenador, sino que comienza a realizar otras cuestiones personales. Y esto es un problema, porque se acaba por no desconectar mentalmente. Al final del día no nos hemos dado cuenta y hemos pasado muchas más horas de las que nos gustaría delante de nuestro ordenador.

Y a pesar de todo sigue siendo una demanda de muchos empleados. Porque implica una oportunidad para conciliar vida personal y profesional de una forma mucho más fácil. Tanto empresas como empleados tenemos mucho que aprender, pero si lo hacemos bien, ambos saldremos beneficiados.

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