Según los datos del INE el comercio online ya supera los 20 millones de españoles que realizan compras a través de Internet. Son datos que pueden seducir a la pyme, es un 58% de la población entre 16 y 74 años y además va en aumento. Pero la cuestión no es de volumen, sino como se reparten dichas compras.
Parece que puestos a poner cifras encima de la mesa, por qué conformarnos con un 58% de la población. Seguramente el 100% mayores de 16 años compra en el comercio tradicional. Pero las pymes saben que no pueden aspirar a tener 41 millones de clientes. Lo mismo ocurre con la venta por Internet. Muchas se pueden sentir atraídas, pero es diferente traducir esto a facturación.
Las pymes pueden vender a través de su propia tienda online. Es una buena opción para aquellas que ya tienen una base de clientes interesante y que les puede ofrecer más comodidad. También para ampliar a otros fuera de su zona de influencia.
Otra alternativa es vender a través de alguna plataforma, un marketplace, ya sea Amazon, eBay o cualquier otra. En estos casos es interesante para darse a conocer, pero los márgenes que nos deja pueden ser realmente escasos. La ventaja es que en muchos casos el tema logístico está solucionado.
Pero lo que no podemos hacer es no focalizar nuestra oferta en Internet. Al igual que en nuestro negocio conocemos al cliente, realizamos una selección de productos pensando en ellos, en lo que ofrece la competencia, explotando nuestros puntos fuertes. En Internet no conocemos tanto al cliente, y tenemos que pensar a qué tipo de comprador queremos dirigirnos.
Porque si queremos ofrecer todo, lo más probable es que otros tengan mejores precios que nosotros, mejor acuerdo logístico para poder ofrecer un precio más ajustado o tener un margen más alto. En definitiva se trata de ser competitivos en un entorno donde no conocemos todos los códigos. Y es necesario antes de lanzarse hacer un buen plan de negocio para tener una oportunidad.
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