Vivimos en la era de la sobreexposición pública, de la escasez de parcelas privadas en ‘tierras digitales’. En ese escenario, el correo electrónico se ha convertido en una de ellas. Y por eso hoy más que nunca la gestión del email marketing por parte de las compañías debe ir acompañada de una estrategia muy cuidada, con la que evitar la saturación y la temida sensación de ser bombardeado en el destinatario.
En el panorama actual, donde los usuarios reciben ingentes cantidades de información y contenidos a diario, suceden dos hechos con el email marketing y la newsletter que, a simple vista, pueden resultar opuestos:
Buena herramienta de selección. Esa saturación informativa se puede resolver seleccionando las fuentes y los contenidos que el usuario quiere conocer en la inmensidad de la red. Y lo hace a través de su correo electrónico.
Único espacio privado. Pero, a la vez y, quizás, como consecuencia de lo anterior, existe un sentimiento más exacerbado de la privacidad en el correo. Es una de las pocas parcelas privadas, por lo que la predisposición a rechazar cualquier mensaje invasivo, inapropiado o interpretado como spam es mucho mayor.
Principios básicos
Teniendo esos dos aspectos claros, las empresas deben gestionar con mucha mano izquierda el email marketing. Se han cometido muchos atropellos (y hoy se mantienen) en este tiempo. Unos atropellos que, con toda seguridad, se acaban pagando caros como marca, por lo que habría que marcarse unos principios inquebrantables para evitarlo, basados en el sentido común:
Menos clientes, más calidad. De nada sirve tratar de abarcar a muchos usuarios con estrategias poco éticas, pensando que de esa forma se lograrán más clientes. Hay que fidelizar a menos suscriptores pero que éstos estén ahí porque les interesa lo que se les va a comunicar.
Menos contenido, más calidad. Acercarse a los usuarios cuando sea imprescindible, cuando se vaya a aportar valor. No hay que olvidar lo que comentábamos al principio: los usuarios tienen todas las alarmas preparadas frente al spam.
Sencillo para entrar, también para salir. Al igual que la empresa pone alfombra roja para entrar, también la debe mantener para salir. Es de justicia y, además, una manera de evitar males mayores con ese usuario cuyo descontento, con mayores impedimentos, irá en aumento con toda seguridad.
Los subterfugios no son buenos consejeros. Conseguir suscriptores a newsletters a toda costa con métodos poco claros e, incluso, rayando la ilegalidad será contraproducente.
Aprovechar el feedback. La salida de un usuario puede ser una oportunidad para detectar errores o problemas que han sido ignorados por la empresa. Por eso hay que preguntar, con sutileza, las razones de la marcha e indagar posibles fallos.
Conclusión: buena herramienta con cuidado
El email marketing es una buena herramienta al alcance de las marcas pero, a la vez, un arma de doble filo. Su gestión ha de estar presidida por el sentido común, teniendo en cuenta que hoy el correo es ese pequeño ‘rincón’ al que los usuarios no permitirán acceder de cualquier manera.
En Pymes y Autónomos | El marketing por email gana la batalla a las redes sociales (Infografía), Cuatro nuevas reglas para nuestras campañas de email marketing Imagen | Bart Heird