En las últimas décadas, a medida que las grandes superficies comerciales se instalaban en nuestro país y emprendían nuevas acciones para atraer más y más clientes, nos hemos ido acostumbrando a poder disponer de grandes cantidades de productos, al autoservicio, y a una relación sensorialmente 'fría' a la hora de realizar nuestras compras.
Esto último es lo que ha hecho que muchos consumidores, a pesar de que llegado un momento realizaban sus compras en estos supermercados, retornaron a las conocidas como tiendas de barrio por su calidad, su trato familiar, y la sensación de que se adquiere un producto más completo.
Ante estas circunstancias, y el hecho de que la mejora económica que se comienza a promulgar no llega al bolsillo de las familias, y por tanto, las grandes superficies comerciales necesitan hacerse de nuevos impulsos que les permitan recuperar a los clientes que han perdido, y por ende, poder logran un sustancioso avance en sus ventas.
En este proceso es de destacar las acciones que está emprendido la cadena de supermercados Mercadona, que ha decidido volver a los orígenes del comercio, estableciendo acuerdos con más de setenta lonjas de pescado y buen puñado de productores hortofrutícolas, lo que les está dotando de productos de temporada y más frescos, en su particular lucha por desasociar la percepción de frialdad que comentábamos por una más cercana y tradicional.
Aunque esta nueva estrategia no convencerá a todos los clientes, puede ser interpretada como un golpe de efecto para intentar 'aniquilar' a las tiendas pequeñas, después de que muchas hayan acabado cerrando por las difíciles circunstancias con las que han de lidiar hoy en día.
En Pymes y Autónomos | ¿Fin del pacto Eroski-Mercadona o la introducción de la racionalidad? Imagen | J Merelo