Ayer me encontré con una oferta de trabajo en la que destacaba un requisito mínimo por encima de los demás: “lo que nos importa es que seas un crack”. Al principio pensé que resultaba un lenguaje poco adecuado para una oferta laboral pero tras meditarlo un poco me di cuenta de que no tenía por qué representar algo malo.
De hecho dejan muy claro que por encima de los títulos buscan a una persona con valía y lo hacen hablando en un lenguaje cercano y posiblemente adecuado para el perfil que mejor se adaptaría al ambiente de la empresa.
La “titulitis” puede cegarnos en los procesos de selección pero el rendimiento real no tiene por qué seguir una relación a la par. En ciertas áreas profesionales tiene mucho más valor el saber hacer que el saber a secas. Para ello tenemos que saber lo que necesitamos y creo que en el fondo todos buscamos a un crack en lo suyo aunque en ocasiones no sea necesario.
Sin duda, encontrar una persona que disfruta con su trabajo es difícil pero solo es el principio. Algunas de estas personas han desarrollado su pasión hasta especializarse en una labor logrando el dominio “absoluto”. Encontrar a este profesional es aún más complicado.
Puede que dichos conocimiento no estén respaldados por un título pero saber mirar por encima de eso puede ser vital para no dejar escapar a un verdadero “crack”, si bien puede suponer asumir riesgos.
Olvidar los prejuicios y establecer pruebas o requisitos en la selección (como portfolios o muestras del trabajo cuando sea posible) nos puede ayudar a conocer el nivel del trabajador pero aún así resulta casi una labor de azar.
Puede que no sea suficiente pedir un crack y que incluso sobre decirlo pero es una buena noticia que sigan existiendo empresas que por encima de la “titulitis” traten de buscar a personal eficiente. Al fin y al cabo es lo más importante de una selección.
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