En los últimos meses se está hablando en muchos foros empresariales sobre las bondades de los cambios en la legislación laboral en términos de flexibilidad, señalándolos como 'clave' para cuando se empiecen a consolidar cotas positivas de crecimiento económico en las economías occidentales.
Pues bien, no quiero ser aguafiestas, pero lo que se ha hecho con la reforma laboral es minorar los costes para las empresas, pero aún queda mucho por hacer en lo relativo a la flexibilidad organizativa, es decir, la posibilidad de colaborar con distintas empresas al mismo tiempo, el teletrabajo, y una lista simplificada de contratos con especificaciones muy concretas para las empresas.
Con ello no quiero decir que todos tengamos que ser autónomos, porque las empresas a pesar de que se enfrentan ciclos cambiantes, necesitan contar con gente de confianza dentro de sus plantillas. Pero lo que hoy ya no tiene explicación es el por qué una empresa que necesita a un profesional para media jornada por ejemplo, no se dan facilidades para que este profesional pueda completar el resto de su jornada de trabajo colaborando con otra empresa.
Tal vez las razón sea que él se quiere proteger el conocimiento, y evitar que los desarrollos que tengan lugar a una empresa, no sea objeto de lucro por parte del empleado al venderlos a un tercero. Una cuestión que se podría zanjar por contrato, para poder limitar este tipo de prácticas, de tal modo que ya no existiría ningún tipo de cortapisas.
Creo que aún nos queda mucho por avanzar en este sentido, porque si el objetivo es que nuestras empresas se encuentren con escenarios flexibles que les permitan una adaptación constante a la evolución de los ciclos de producción, debemos buscar fórmulas que garanticen este objetivo, a la par que una estabilidad profesional. Que hasta ahora se ha producido por el lado de los costes, evitando el resto de particularidades.
En Pymes y Autónomos | La nueva reforma laboral: la flexibilidad interna en las empresas
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