La honestidad es un valor que nunca pasará de moda, y en el mundo profesional se hace muy necesario, cuando por razones organizativas los jefes han de delegar, o sencillamente, confiar en sus subordinados en el día a día.
Para evaluar nuestra 'honestidad' me voy a permitir apoyarme en un estudio que ha realizado la revista estadounidense ‘Reader’s, y en el que se evalúa la honestidad de 19 ciudades del mundo en función de la esperanza de recuperar una cartera perdida. Muchos de vosotros se estará preguntando, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues bien, yo creo que este estudio, puede arrojar ciertas pinceladas sobre nuestra personalidad y los valores que podemos ofrecer en nuestra vida personal, así como en la profesional.
Si analizamos los resultados del mismo, se destaca a Helsinki como la ciudad con habitantes más honestos, y en el segundo lugar, pero por la cola, se sitúa Madrid. Demostrando que en términos generales, la honestidad no es uno de nuestros principales activos. Es más, se erige como un lastre que mina la confianza en los equipos de trabajo y en las organizaciones.
Por este motivo, cada vez son más las empresas las que se afanan en fijar reglas y mecanismos de control bastante severos, que en muchos casos ralentizan las tareas, crispan el ambiente de trabajo, y que incluso, generan desconfianza, como consecuencia de un 'vestigio' cultural que nos quita mucho pero que a pesar de ello no nos empeñamos en cambiar.
En Pymes y Autónomos | El Aprendiz: ¿se penaliza en exceso la honestidad? Imagen | daquellamanera