No cabe duda que la robótica ha modificado numerosos ámbitos de nuestra vida. Nos ha hecho las cosas más fáciles en casa, ha mejorado la forma en la que nos relacionamos, ha dotado de recursos muy potentes a las empresas y a los Gobiernos e, incluso, ha servido para reabrir el debate sobre el efecto que puede tener una robotización masiva en el empleo.
Y el futuro puede ser aún más robotizado si cabe. Según un estudio de Bank of America Merrin Lynch, los robots pasarán a ejercer el 45% de los empleos de fabricación en los próximos diez años, frente al 10% actual. La robótica revolucionará la economía y la forma en la que se desarrolla en la actualidad el trabajo mecanizado, modificando los hábitos de los consumidores y sustituyendo parte de la fuerza laboral. ¿Estamos ante un cambio de paradigma en el empleo mecanizado?
Una revolución industrial que nada tiene que envidiar a la que cambió por completo una economía agraria por una economía industrial allá por el siglo XIX. Según este mismo estudio, el mercado de la robótica y la inteligencia artificial alcanzará un volumen de 152.000 millones de euros dentro de tan solo cinco años, un 275% más que en la actualidad. Por su parte, el conocido como Internet de las cosas crecerá hasta un 36% hasta 2020, gracias a empresas como Apple, Facebook, Hitachi o IBM.
Cabe preguntarse qué ocurrirá con parte o la totalidad de empleos que la robótica acabará sustituyendo. Casi uno de cada tres puestos de trabajo podría desaparecer por efecto de esta revolución, a costa de un aumento de un 30% de la productividad y de la reducción de costes laborales de entre un 18% y un 33%.
¿Seremos capaces de recuperar a todos estos trabajadores? Hay que tener en cuenta que estos robots sustituirán, especialmente, los trabajos manuales y mecanizados, que son precisamente los que precisan de mano de obra menos cualificada. De hecho, un estudio llevado a cabo por la firma de Carrer Cast para Estados Unidos concluyó que carteros, joyeros o agricultores son las profesiones con más riesgo de desaparecer por el efecto de la robótica en la economía.
Un problema que no solo se traduce en mayores niveles de desempleo, sino también en un aumento de la brecha salarial entre los trabajos bien y mal pagados. La cuestión es si el ciclo tecnológico seguirá el mismo patrón que el resto de evoluciones tecnológicas de los últimos dos siglos, donde los aumentos de productividad como consecuencia del uso de mejores máquinas se tradujeron en mayores salarios o si, por el contrario, la sustitución de robots por personas supondrá una caída generalizada de los ingresos de los empleados.
En cualquier caso, no cabe duda que nuestro próximo compañero de trabajo será, con total probabilidad, un robot.
En Pymes y Autónomos | La tecnología, ¿generadora o destructora de puestos de trabajo?
Imagen | IgorSuassuna