Desde que aparecieron las tablets y se hicieron populares hubo un dispositivo que entró en claro retroceso en el entorno profesional. No fue otro que el ordenador portátil, que para muchos perdió su utilidad frente a un dispositivo más rápido y cómodo de utilizar en determinados entornos. Entonces llegó el coronavirus y lo cambió todo, haciendo que sea 2020 el año del resurgir del portátil en la empresa.
Cuando empezó el confinamiento allá por el mes de marzo incluso hubo problemas para encontrar portátiles, al menos los más asequibles en relación calidad precio. Muchas empresas se vieron obligadas a comprar ordenadores portátiles para que sus empleados empezaran a trabajar en casa de un día para otro. Porque intentar trabajar 8 horas con un tablet era inviable para la mayoría.
No todo el mundo tiene medios para trabajar desde casa
Y no todos los empleados tenían un ordenador en casa. El efecto tablet también había surtido efecto en los hogares, que además veían como eran varios los miembros de la familia que necesitaban conectarse al trabajo o al colegio por lo general a las mismas horas. Y había que buscar un ordenador nuevo.
Además el portátil disponía de determinadas características que lo hacían imprescindible. Permite trabajar de forma solvente durante toda la jornada laboral. Incorpora cámara web, micrófono y altavoces que facilitan la gestión de videoconferencias, muy útiles para la comunicación en los momentos más duros del confinamiento.
Además, su conexión WiFi permite ubicarlo en diferentes lugares del hogar para trabajar allí donde nos sea más cómodo. La capacidad de ejecución de herramientas para la conexión a la oficina, ya sea una VPN, una aplicación de conexión remota a través de programas de software facilitaban la ejecución de las tareas en casa.
No es perfecto. En poco tiempo muchos se dieron cuenta que necesitaban una pantalla de mayor tamaño, o que el teclado y el ratón les eran imprescindibles en las largas jornadas de trabajo. Aquí la solución más cómoda era la combinación con un dock, una base donde todos los periféricos se conectan y hacen del portátil una herramienta de trabajo mucho más versátil y potente.
A lo largo del año he visto como en algunas empresas se iban olvidando de los equipos de sobremesa y sustituyendo por estos portátiles. Las que ya trabajaban en la nube, algunas con Azure y el directorio activo en la nube, cambiaban equipos de sobremesa por ordenadores portátiles, para que pudieran trabajar en casa.
Era una preparación por si había un segundo confinamiento. Pero también en otras buscan más versatilidad, no tener que estar tan apegados a la oficina física y que trabajar no dependa de dónde estamos. El portátil se marcha con nosotros a casa y desde allí podemos acceder a los recursos de la compañía. Veremos si 2021 confirma esta tendencia o hace que se mantengan los equipos de sobremesa que desde los inicios de la informática han predominado en las empresas.