Llevo ya unos días dándole vueltas a esta idea, y es que con tanto bombo que se le está dando al software como servicio y al teórico gran futuro que tiene en el mercado de las pymes, no se me quita de la cabeza que la adopción masiva de esta forma de trabajar con las aplicaciones representa una buena oportunidad para la introducción de Linux en las empresas.
Aunque son muchos los peros que se le ponen al sistema operativo del pingüino dos destacan para mí por encima del resto, quizá por el entorno en el que trabajo, el desconocimiento de los trabajadores de este sistema y la incompatibilidad de muchas aplicaciones de gestión profesionales con él. Si pasamos a trabajar en un entorno como el del SaaS, en el que las aplicaciones residen en un servidor remoto al que accedemos a través de un navegador, ambos peros desaparecen por arte de magia.
- Desconocimiento de Linux: los usuarios solo necesitan darle al boton de encendido del equipo y ejecutar un único programa para acceder a Internet, el conocer o no el sistema operativo con el que trabajan pierde su importancia por completo.
- Incompatibilidad del software: deja de tener sentido pensar el la compatibilidad de las aplicaciones, puesto que no ejecutamos nada en nuestros equipos. Nos es indiferente el sistema operativo que utilicemos y abrimos el abanico de posibilidades entre las que elegir
Sé que así puestas parecen perogrulladas, pero son un ejemplo de la influencia que la elección de una opción u otra puede tener sobre otros productos que utilizamos. Todo esto depende de que el software como servicio se convierta en una alternativa real para nosotros, cosa que está todavía por ver, pero me gustaría que así fuera para poder encontrar algo más de equilibrio entre las opciones que tenemos para escoger.
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