El titular de este articulo aunque exagerando (o no) la importancia de tener una reputación digital tan o más intachable que la presencial (pues no me gusta hablar como se hace comúnmente de la “real”, pues creo que todas son reales, en una u otra manera), esta necesidad antes inexistente hoy es de imperiosa necesidad ante el nivel de uso y penetración de los sistemas virtuales.
Antiguamente nuestra reputación venia determinada por lo que pensaba nuestro entorno de nosotros (ya fuésemos empresa o profesionales), clientes, proveedores, las empresas que nos rodeaban eran el altavoz principal de las opiniones que se vertían sobre nosotros, a la vez ese vertido nos configuraba una determinada imagen, percepción, en definitiva, reputación.
Hoy en la actualidad esto sigue siendo así pero ese entorno que por lo general era limitado y pequeño y con una resonancia limitada y relativamente fácilmente controlable o reversible hoy se ha transformado por completo y hoy nos encontramos con un nuevo amplificador de mucha más potencia y de difícil control que todos los hasta ahora conocidos, que permite un efecto mucho más beneficioso o dañino de todo aquello que se vierta sobre nosotros bien sea positivo o negativo.
Por supuesto no puedo estar hablando de otra cosa de todo lo que sale de nosotros en internet, en los buscadores, en las redes sociales, en los foros, etcétera, etcétera. Toda esta información tiene la característica principal de que es de muy fácil propagación, es dificultosa de detectar o aun detectada es difícil de eliminar y al tener un tan alto nivel de expansión puede hacer que un solo comentario mal intencionado arruine la mejor de nuestras campañas si el mismo prolifera por la red.
Para evitarlo existen mecanismos, ninguno infalible y probablemente imposible de eliminar sus consecuencias en toda su extensión, pero sirvan aquí dos recursos que nos pueden ayudar a minimizar el impacto:
Si somos una gran empresa o el daño que nos están haciendo es muy grave siempre podremos contratar empresas especializadas en “limpiar” nuestra imagen en la red y controlar lo que se dice de nosotros.
Si por el contrario somos una pequeña empresa o profesional, no tenemos un perjuicio muy grave en contra nuestra o simplemente estamos gestionando el día a día de nuestra presencia en la red dos consejos:
Primero, ya que no podemos controlar todo lo que se dice de nosotros como mínimo si que podemos controlar todo lo que nosotros incorporamos y decimos a la red de nosotros, nada de descuidos o comentarios no acordes con aquello que queremos forjar de nosotros en la red, ni tampoco nada de imágenes comprometidas, ya se sabe que Google lo carga el diablo y por ello controlar todo lo que ponemos y que lo que digamos o colguemos en la red este pensado en base a nuestra propia estrategia de la identidad digital que nos queremos crear es indispensable.
Y segundo, y esto también nos sirve a modo de truco, ya se sabe aquel dicho de que “no importa que hablen bien o mal de uno, pero que hablen” no sé si es así o no es así, pero sea como sea de lo que se trata es de que hablemos y participemos mucho y bien en la red para que tengamos una fuerte presencia en los buscadores, así, en condiciones normales cuando alguien busque nuestro nombre en un buscador le aparecerá “buena” información de nosotros, quedando la “mala” relegada a un segundo término.
El truco a lo anterior se encuentra en que si no es con un interés muy determinado el común de las personas que acceda a nuestros resultados solo leerá como mucho las dos o tres primeras páginas de los resultados del buscador, así mientras tengamos más o menos controladas estas las demás tendrán poca o casi nula visibilidad.
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