Poner de acuerdo a las asociaciones de empresarios y sindicatos no es una tarea fácil. El Gobierno de turno tiene que ejercer de árbitro y tratar de que ambas partes cedan y se llegue a un acuerdo más o menos satisfactorio para todos. Independientemente de que sean más sensibles al acuerdo con una de las partes según sea su color. Pero parece que los agentes sociales están muy lejos en sus propuestas de reformas al nuevo Gobierno.
Porque la CEOE está más cerca de un contrato único, con despido libre e indemnización de 20 días por año para un máximo de un año de salario. Se trata de dar estabilidad a la contratación y que los empresarios no tengan problemas a la hora de despedir, ya que se eliminarían las causas objetivas que pueden llevar al despido improcedente. Se trata de una contrato temporal de larga duración, más que de un indefinido por las condiciones que plantea, pero que cumpliría con la legislación europea de no discriminar en la indemnización por el tipo de contrato.
No es el único aspecto que quieren eliminar, la ultraactividad de los convenios, la penalización a empresas con más de 100 trabajadores y beneficios que prejubilan empleados de más de 50 años o negociar salarios en función de la productividad. Todas las propuestas van en la línea contraria a las intenciones que ha marcado la Ministra de Trabajo y por supuesto de los sindicatos.
No está muy lejos de lo que vienen reclamando otras asociaciones de empresarios o las propuestas de ir equiparando contratos temporales e indefinidos hasta converger en un solo tipo. Algo más cercano al contrato único propuesto por C's y que no parece muy del agrado del futuro Gobierno.
La cuestión es el grado de protección que tendrán los trabajadores para no quedar al arbitrio de la empresa. Lo que está en juego es la creación del Estatuto del Trabajador del siglo XXI, que garantice nuevos derechos y adapte la normativa legal a las nuevas condiciones de trabajo, mucho van a tener que hablar entre todas las partes para llegar a un acuerdo. Las posturas ahora mismo parecen muy alejadas.
Todo dependerá de la fuerza que consiga sumar el nuevo ejecutivo para llevar adelante sus propuestas y su capacidad para pactar con diferentes fuerzas las leyes que tienen que modificar diferentes aspectos laborales. Desde luego ambas partes están muy alejadas, aunque para iniciar la negociación siempre es habitual que cada uno se sitúe en su máximos, para luego ir renunciando a diferentes aspectos y tejer el acuerdo entre todos.
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