Ahora que estamos viendo como se pone el acento en la subida de salarios para recuperar la economía a niveles precrisis y que la recuperación llegue a todo el mundo, la negociación colectiva vuelve a ser una herramienta básica para lograrlo. Sindicatos y organizaciones de empresarios se dan de plazo hasta marzo para llegar a un acuerdo. Y parece que la productividad será factor clave para el éxito de la negociación colectiva.
Se busca un acuerdo que sirva al menos para los dos próximos años. Pero las organizaciones de empresas advierten que no se trata solo de negociar bandas salariales, sino que es imprescindible pactar todas los temas relativos a la productividad, ya que son imprescindibles para la mejora de la competitividad de la empresa.
Después de años fomentando el presentismo, de crear una cultura donde lo que se fomenta en la empresa es mantenerse más horas en la empresa, al menos hasta que el jefe salga por la puerta, ahora se dan cuenta que esto es nocivo para la competitividad. Esperemos que poco a poco se vaya imponiendo un cambio de mentalidad, aunque me temo que no será de un día para otro.
Uno no se acuesta con el pijama del presentismo y se levanta con el traje de la productividad. Y muchas compañías están ya acostumbradas a que el trabajo sale a base de horas extra que muchas veces ni se cobran ni se compensan. De esta forma el presentismo sale realmente barato a todo el mundo.
La parte positiva que un cambio de mentalidad puede ofrecer la posibilidad que las jornadas continuas, las opciones de teletrabajo y el medir realmente los resultados se impongan en las empresas. De nada sirve pasar 12 horas al día en nuestro puesto, si 6 las dedicamos a leer el periódico y las otras dos a decir a todo el mundo que tenemos mucho trabajo. ¿Cuántas horas de las trabajadas aportan valor a la empresa?
Pero también para medir correctamente el tiempo que se dedica en los proyectos y ver si son o no rentables para la empresa. Si no se utiliza un criterio de competitividad, las horas se acaban regalando en muchos casos a los clientes que luego no valoran el trabajo realizado. Veremos si todo concluye en un acuerdo y qué papel juega finalmente la productividad en el mismo.
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