Una de las propuestas de Podemos respecto a la regulación del mercado de trabajo plantea un escenario de jornada laboral de 34 horas semanales. Esta hipótesis podría tener cierta continuidad al ser un partido que tiene muchos números de pactar para dar sustento al nuevo ejecutivo. Pero ¿pueden asumir las empresas empleados que trabajen menos horas y cobren lo mismo?
Por una lado tendríamos que plantearnos una cuestión de volumen de trabajo. Si se trabajan menos horas, se realizan menos tareas y se va a necesitar más personal. Si no se mejora la productividad, cada seis empleados con jornada reducida obligaría a contratar uno extra. Para muchas empresas es un coste laboral inasumible.
A muchas ya les está costando ajustar sus horarios ahora que se tiene que registrar la jornada laboral a ocho horas, como para bajar todavía unas cuantas horas más. Especialmente en sectores donde el horario de apertura de la empresa es extenso.
El reto de mejorar la productividad con una jornada más corta
Cuestión diferente es que mejore la productividad. Estamos hablando de que cada día de lunes a jueves se trabaja una hora menos. Esto implica turnos o jornadas continuas, donde muchas veces las últimas horas del día tienen escasa productividad. Por lo tanto el cambio pasa porque los empleados puedan hacer el mismo trabajo que hasta ahora en 34 horas.
También suelen mejorar las horas perdidas por bajas laborales y absentismo. Si se pasa a una jornada continua, se trabajan menos horas y los empleados están más concentrados en su trabajo al no tener que hacer equilibrios para conciliar vida personal y profesional. Trabajar solo seis horas los viernes supondría un extra de motivación para dejar cuanto antes los temas cerrados.
La atención al cliente y las horas de apertura
Puede que la productividad mejore, pero no todos los sectores tienen una productividad sostenida. Muchos tienen picos de trabajo, otros simplemente tienen un horario comercial que cubrir, y con turnos de 7 horas muchos de ellos saben que no cubren y tienen que contratar más personal obligatoriamente.
Y este es uno de los problemas fundamentales. Cierto que al trabajar una hora menos con el mismo salario existe más capacidad de consumo, al incorporarse nuevos trabajadores y las cifras de paro podrían bajar. Esto implica más facturación para las empresas, pero no necesariamente más beneficio al aumentar también los costes fijos.
Dudo mucho por todo esto que los agentes sociales puedan llegar a un acuerdo en este sentido. Puede que en un futuro de escasez laboral, donde robots e inteligencia artificial, eliminen mano de obra, sea necesario tomar medidas de este tipo, pero el acuerdo tiene que madurarse mucho más y no parece viable a medio plazo.
Además si nos fijamos en los países de nuestro entorno, la media de horas trabajadas es de 40 horas. Una medida que no ha cambiado desde hace casi 100 años, ¿será el momento de plantear una visión diferente? Desde luego no será un asunto fácil, ni algo que creo que ningún miembro dentro de la UE pueda hacer por su cuenta.
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