El gobierno y las principales instituciones comunitarias siguen vanagloriándose de que ya podemos dar por concluida la crisis económica y financiera que nos lleva azotando ya casi una década. Con un crecimiento cercano al 3% y unas previsiones cada vez más en alza, España se jacta de ser la locomotora económica europea.
Pero, ¿qué piensan los agentes económicos de esto? El paro sigue siendo la gran asignatura pendiente, pero las empresas también siguen atravesando por problemas económicos graves e incluso mayores que el año pasado, al menos si atendemos a los datos sobre concursos y disoluciones que se han llevado a cabo este año.
En concreto, y según el Estudio sobre Concursos y Disoluciones realizado pro INFORMA D&B, en el mes de julio se contabilizaron un total de 448 concursos y 1.555 disoluciones en España. Estas cifras suponen un incremento bastante significativo con respecto al mismo mes del año pasado, de un 28 y un 3 por ciento, respectivamente.
Lo más preocupante es que no parece que este escenario sea puntual o aislado. En lo que va de año, se han celebrado 2.857 concursos por los 2.664 que llevábamos a estas alturas en 2016, un 7,24% más que el año pasado. Además, julio es el tercer mes consecutivo en que crecen por encima de los dos dígitos (más de un 10%). Estas sociedades sumaban un total de 25.840 empleados con una facturación cercana a los 4.800 millones de euros.
Si atendemos a las disoluciones, el escenario es aún peor. No hay ningún mes del año en el que se haya experimentado un descenso respecto al año pasado, siendo mayo, con casi un 50% de nuevas disoluciones empresariales, el mes más preocupante. En total, las disoluciones crecen casi un 20% (19,24%) en términos interanuales. Las sociedades afectadas por las disoluciones daban trabajo a 43.606 personas, con una cifra de negocio cercana a los 10.000 millones de euros.
Aunque, para ser justos, hay que decir que estamos en cifras bastante lejanas al pico de la crisis económica. En 2013, el año donde más empresas se destruyeron, los concursos contabilizaban 9.310 y las disoluciones 31.225 en los siete primeros meses del año. Sin embargo, el crecimiento en el número de empresas destruidas debería preocuparnos y hacernos reflexionar sobre si el crecimiento experimentado por la economía española está llegando también a las empresas.
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