Desde hace décadas, la conciliación de la vida familiar y profesional ha sido una de las demandas tradicionales de los trabajadores. Sin embargo, lejos de haberse solucionado, continúa siendo uno de los mayores desafíos en las sociedades desarrolladas actuales. Jornadas de trabajo interminables, desplazamientos muy largos o el hecho de que cada vez sea más difícil desconectar, incluso en vacaciones, son algunos de los factores que impiden avanzar para paliar este problema.
Pero dentro del conjunto de trabajadores, son los autónomos los que se llevan la peor parte. Según un reciente análisis de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE) realizado a través del INE con los datos de 2018, los trabajadores por cuenta propia solo pueden pasar 18 horas a la semana con sus hijos. Este dato supone siete horas menos que los asalariados a la semana, o unos 23 días al año.
Los motivos son diversos, pero normalmente se deben a una mayor carga de trabajo y al hecho de que tienen un 52% de baja regularidad, frente a un 18,4% de baja regularidad que sufren los asalariados, que influye de forma negativa a la hora de planificar vacaciones con su familia o, incluso, de hacer planes los fines de semana.
De hecho, tres de cada cuatro trabajadores autónomos (un 77%), trabajan los sábados, frente a un 48% de los trabajadores asalariados, y el 48% trabajan los domingos, frente a un 28% de los asalariados.
María José Landaburu, secretaria general de UATAE, ha incidido en la necesidad de favorecer la conciliación de la vida profesional y familiar de los autónomos con sus familias. Para ello, es necesario realizar una reforma en profundidad del RETA que dotase de derechos a los trabajadores autónomos.
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