Un estudio desmiente el mito de los ultraricos como hombres hechos a sí mismos. Mucha herencia y subvenciones están marcando el ritmo de la economía global

Un estudio desmiente el mito de los ultraricos como hombres hechos a sí mismos. Mucha herencia y subvenciones están marcando el ritmo de la economía global
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El relato del hombre hecho a sí mismo, el self-made man, el emprendedor que se hace rico exclusivamente por su talento y esfuerzo, ha sido uno de los pilares de la narrativa empresarial moderna. Sobre todo, en el entorno estadounidense, donde figuras como Elon Musk son presentadas como ejemplos de este ideal.

Sin embargo, estas semanas, un estudio de Oxfam Intermón (titulado "El saqueo continúa") puede haber tocado hueso: ¿y si el camino hacia el éxito empresarial, a menudo, incluye factores muy distantes al mérito personal? Según Oxfam, la riqueza acumulada, las subvenciones estatales y el sistema económico para concentrar riqueza en pocas manos tiene un peso enorme.

Millonarios, hechos

El informe de Oxfam Intermón, que presentó El País, señala el crecimiento acelerado de la riqueza de los multimillonarios y, en paralelo, también de las desigualdades globales. Pese a todos los avances actuales, la vieja idea de erradicar la pobreza con la mejora social y tecnológica sigue lejos de cumplirse: 3.500 millones de personas que viven con menos de 6 dólares al día lo confirman.

La idea de que el éxito es resultado exclusivo de la capacidad individual ha sido una constante en el discurso del emprendimiento. Desde empresarios históricos como Andrew Carnegie hasta figuras actuales como el propio Musk, se ha construido un imaginario donde la persistencia, la creatividad y el sacrificio personal son las claves del éxito.

Hay grandes ejemplos de autosuperación, como Scott H. Young, quien cursó todo el plan de estudios de informática del MIT en un año, y aprendió chino, español, portugués y coreano en otro año: él defiende que enfocarse es mucho más importante que tener talento. Entre fracasos, también construyó una fortuna Jack Ma, quien antes de fundar Alibaba, fracasó durante décadas en una enorme variedad de proyectos.

Sin embargo, este relato simplifica realidades complejas y omite aspectos fundamentales que han facilitado la acumulación de grandes fortunas. El caso de Musk, de rigurosa actualidad debido a sus conexiones con el presidente Trump, ilustra  ciertos privilegios, como el acceso a recursos iniciales, pero también a subvenciones y ayudas estatales que han facilitado la estabilidad de proyectos como Tesla o SpaceX, entre otros.

Privilegios familiares

Aunque muchas figuras públicas minimizan el papel de sus antecedentes familiares, la realidad es que la mayoría de los ultrarricos no comienzan desde cero.

Heredar activos, asistir a centros educativos de alto nivel y una larga lista de contactos son ventajas significativas frente al común de los mortales, que permiten a algunos emprendedores asumir riesgos que serían imposibles para la mayoría.

Un estudio de Wealth-X indica que casi el 68 % de los multimillonarios del mundo han recibido algún tipo de herencia que contribuyó a su riqueza actual. El estudio de Oxfam afirmaba incluso que el 25 % de todos estos patrimonios, por lo menos, puede relacionarse de forma directa con los monopolios y las redes de clientelismo.

En pocas palabras, todos aquellos que se presentan como "hechos a sí mismos" suelen tener un punto de partida que dista de las condiciones habituales del emprendedor medio.

El valor de lo público

Contrario al mito del empresario independiente, muchas de las grandes innovaciones que han generado fortunas han sido financiadas en sus etapas iniciales por el sector público. Musk, por ejemplo, ha recibido miles de millones de dólares en subvenciones y contratos gubernamentales para empresas como Tesla, SpaceX y SolarCity.

Este apoyo ha sido criticado a menudo, por parte de ONGs y la prensa digital, señalando que estos proyectos centran gran parte de su éxito en la dependencia de fondos públicos y pueden distorsionar la competencia en sectores estratégicos (tecnológico, automovilístico, aeroespecial).

Este fenómeno no es exclusivo de Musk, no obstante, e incluso es habitual que sectores como las tecnológicas, las energías renovables o las farmacéuticas carguen gran parte de los riesgos al sector público, e incluso puedan operar gracias a este, pero sea el capital privado quien coseche después los beneficios.

El propio sistema

El capitalismo contemporáneo favorece la acumulación exponencial de riqueza. La reinversión de beneficios, los incentivos fiscales y las ventajas inherentes a operar a gran escala permiten a los ultrarricos aumentar sus patrimonios de forma casi automática.

Mientras tanto, las pymes y los autónomos enfrentan barreras estructurales que dificultan el acceso a recursos similares, algo que se ha prometido que la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías podrían igualar, pero sin que exista un plan de ruta claro.

La concentración de riqueza en pocas manos tiene implicaciones profundas. Por un lado, perpetúa las desigualdades económicas y sociales, dificultando la movilidad social. Por otro, distorsiona la percepción del emprendimiento, desincentivando o generando falsas expectativas a quienes no cuentan con privilegios iniciales.

Desde CNN Business, se afirmó que el éxito de Tesla está más relacionado tanto con la riqueza personal del magnate sudafricano como con las ayudas estatales y federales del Gobierno. Ni Tesla ni SpaceX hubieran sobrevivido sin estas. En este sentido, un gran número de analistas financieros y tecnológicos consideran que la base del éxito financiero de Musk ha sido el gobierno de Estados Unidos.

El estudio de Oxfam se suma a una larga lista de análisis que ha visto cómo los multimillonarios seguían aumentando su riqueza, reflejo claro de sistemas diseñados para favorecer a una minoría.

Se calcula que, a este ritmo, el primer billonario puede llegar antes de cinco años. Una noticia más metáforica que problemática, que muestra cómo la lucha contra la pobreza y el trabajo digno está enquistada para una amplia mayoría de la población, mientras el grupo de multimillonarios sigue creciendo a un ritmo acelerado. Y sus ingresos, también.

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