Cuando uno decide hacerse autónomo asume que eso de las 40 horas semanales va a ser una utopía. Pero ¿cómo cuantificamos el tiempo que dedicamos al negocio? Según el último estudio realizado este año por UPTA “La Racionalización de los tiempos de trabajo, la conciliación y la igualdad II”, que recoge la opinión de más de 3.000 personas, uno de cada tres autónomos trabaja más de 40 horas semanales. Y es una buena noticia.
Porque en 2019 eran uno de cada dos los que dedicaban muchas más horas que un trabajador por cuenta ajena a su jornada laboral. Es cierto que el autónomo muchas veces ejerce su profesión y además tiene asociadas una serie de obligaciones inherentes a toda empresa, facturación, presentación de impuestos, entre otras muchas cuestiones. Y al final del día no se ha parado y quedan muchas tareas en el tintero.
Además un 43% de los encuestados tenía una jornada partida, con un mínimo de dos horas para comer, antes de la pandemia. La situación actual ha mejorado un poco esta cuestión, pasando a tener jornada continua y dejando el porcentaje de la jornada partida en el 39%.. Esto provoca que no solo se trabajen muchas horas, sino que la jornada laboral sea muy prolongada.
Y se acaba muy tarde. El porcentaje de autónomos que finalizaba su horario laboral después de las siete de la tarde descendió durante la primera ola de la pandemia un 15% y actualmente este porcentaje lo ha hecho en un 22%. Habría que saber qué parte se debe a falta de trabajo y qué parte a restricciones administrativas, algo que el estudio no segmenta.
En algún momento nos tendremos que plantear una racionalización de los horarios, que afectan especialmente al sector de los autónomos. Pero también pensar por qué nos hacemos autónomos, si lo que queremos es tener una mejor calidad de vida que cuando estamos trabajando por cuenta ajena o si no dejamos de estar autoempleados, donde en muchos casos no dejamos de ser trabajadores precarios, autónomos, sí, pero precarios.
La impresión que tengo es que cuando acabe la crisis volveremos a los mismos vicios de antes o incluso peor, porque para muchos el teletrabajo les va a hacer llevarse tareas a casa y no desconectar incluso durante la pandemia. Es el riesgo de no saber gestionar nuestros horarios, los espacios personales y privados. Peor es cuando estamos siempre conectados porque los clientes nos llamas a cualquier hora. Y no es posible decir que no porque necesitamos más ingresos.