A tenor de la repercusión que está teniendo fuera de nuestras fronteras el problema del desempleo juvenil, que ya supera el 55% de la población activa en el tramo de edad comprendido entre los dieciséis y los veinticinco años de edad, el Gobierno parece que se ha puesto las pilas para buscar una propuesta para abordar este problema, que a priori tiene una solución complicada, y que afecta a muchos agentes sociales.
Dentro de este debate la patronal de empresarios CEOE está presionando para flexibilizar mucho más el mercado de trabajo, al proponer un sistema parecido al de los 'mini jobs', con el objetivo de que las empresas puedan contar con mecanismos adicionales para incentivar su contratación.
En esencia, se trataría de tomar al Salario Mínimo Interprofesional (SMI) como referencia, es decir los 645,30 euros al mes, y además algunas bonificaciones vía cuotas de la seguridad social, de índole fiscal, entre otros. Instaurando un sistema retributivo de mínimos que sin lugar a dudas tendrían efectos notorios en el capital humano disponible para las empresas.
De instaurarse esta solución, que por el momento no ha entrado ni en la fase de diálogo formal con el tripartito de Gobierno, patronal y sindicatos, sería como un arma de doble filo para las empresas, que a pesar de poder beneficiarse de algunos incentivos a la contratación, tirarían abajo los precios del trabajo de los profesionales, incrementando los incentivos de estos para buscar oportunidades y generar valor añadido en otras empresas y organizaciones foráneas.
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